Ciudad del Vaticano (Jueves, 14-03-2013, Gaudium Press) Dos hechos han dejado ver la relación del Papa Francisco con la Virgen María: encomendar Roma a la custodia de Nuestra Señora durante el saludo que dirigió en la noche de ayer al Pueblo de la Ciudad Eterna y el mundo; y que su primera actividad de la mañana de hoy haya sido la visita a la Basílica de Santa María Mayor para entregarle a la Virgen una ofrenda floral.
Esta cercanía a Nuestra Señora no es tema nuevo del Papa Francisco. El Cardenal Jorge Mario Bergoglio, siendo Arzobispo de Buenos Aires, se refirió en múltiples ocasiones a la Virgen y encomendó a niños, jóvenes y familias al amor de la Madre de Dios.
Foto: Gaudium Press / Gustavo Kralj. |
Así lo dejó ver en los mensajes que en repetidas ocasiones dirigió a los jóvenes argentinos en el marco de las peregrinaciones celebradas en el Santuario de Nuestra Señora de Luján. Este es el caso de la peregrinación que ocurrió en octubre del año 2009 y que llevó como lema «Madre, tu mirada renueva nuestra esperanza».
En la ocasión, el entonces Cardenal dijo a los jóvenes: «Nuestra Madre nos mira a todos sin exclusión, pero se viene ocupando desde hace mucho tiempo de los hijos más pobres; los hijos que en las sumas y en las restas de los cálculos van quedando al borde del camino. Los hijos del descarte, que los usaron o les probaron mal la vida. Esos hijos que tienen nombre: son los hijos de la Virgen. Mira Madre a tantos descartados, son tus hijos. Míralos y fortaléceles el corazón con la esperanza».
Asimismo, en la peregrinación al santuario mariano en octubre del año pasado, el entonces purpurado pidió se incremente la oracion a Nuestra Señora: «Le pedimos a ella que es Madre, que no nos falte el silencio de la oración: no vamos a poder ser justos si no lo rezamos, no vamos a poder ser justos si no lo pedimos. Por eso le pedimos que no nos falte el silencio de la oración y las ganas de pergrinar para ofrecer la vida por los otros. Que ella nos conceda esta gracia».
En Mayo de 2011, durante la Homilía que pronunció en la Misa de Apertura de la 101° Asamblea Plenaria del Episcopado Argentino, el Cardenal destacó cómo especialmente la Madre de Dios siempre ha permanecido presente en la vida de la Iglesia: «María y la Iglesia ambas son madres, ambas conciben virginalmente del Espíritu Santo, ambas dan a luz para Dios Padre una descendencia sin pecado».
De esta manera, no es extraño que Su Santidad haya querido que su primera actividad en la primera mañana de su Pontificado fuese visitar a la Virgen María, ofrecerle un ramo de flores y, especialmente, encomendarle su misión como Pastor de la Iglesia Universal.
Gaudium Press / Sonia Trujillo
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