São Paulo (Viernes, 22-05-2009, Gaudium Press) La crisis humanitaria vivida por Zimbabwe, gobernado por el dictador Robert Mugabe desde 1980 – el año pasado el partido del opositor Morgan Tsvangirai pasó a integrar el gobierno de coalición – mostró una más de sus fases. En un año, 721 prisioneros de la prisión de seguridad máxima de Chikurbi, en Harare, capital de Zimbabwe, murieron por falta de comida y enfermedades como tuberculosis, cólera y complicaciones en recurrencia del SIDA.
La falta de higiene, la superpoblación y la falta de medicamentos o sistema sanitario efectivo son otros problemas graves. Además del hambre, los presos enfrentan Sida, tuberculosis – las dos principales causas de muerte.
El promedio de muertes en el presidio de la capital pasa de 60 por mes en una población carcelaria de 1.300, según reportaje del diario «The Standard».
El diario afirma que los peores meses fueron noviembre y diciembre de 2008 y enero de este año, con 96, 113 y 128 muertes respectivamente.
Paradzai Zimondi, responsable por el sistema carcelario del país, afirmó al diario que la misma situación es vista en la prisión de Harare Central y que el gobierno, en la mayoría de los casos, no consigue localizar a la familia de los prisioneros muertos o estas no tienen dinero para garantizar un entierro tradicional.
El nuevo gobierno de coalición, formado por el partido Zanu-PF, del dictador Robert Mugabe, y el opositor Movimiento por la Mudanza Democrática, del premier Morgan Tsvangirai, aprobó la construcción de un nuevo cementerio en la región para recibir a los cuerpos que se acumulan en el necroterio del presidio.
Zimondi afirma que los presos se alimentan de harina en polvo mezclada con agua y cazan ratones para conseguir comer carne – un esfuerzo final para sobrevivir.
Mucho de este caos humanitario es parte de la política de reforma agraria adoptada por Mugabe en 2000, expulsando agricultores blancos y dividiendo las tierras para sus aliados. Sin una producción agrícola eficiente, el país pasó de exportador a importador de alimentos. El diario estima una pérdida de 400 mil lugares de empleo con la reforma.
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