Ciudad del Vaticano (Domingo, 24-03-2013, Gaudium Press) El 15 de abril de 1984, un Domingo de Ramos, el Papa Juan Pablo II, al clausurar el Jubileo de los Jóvenes en Roma -con ocasión del Año Santo de la Redención- encomendó a la juventud presente en la Plaza de San Pedro anunciar a Cristo por el mundo entero. Como signo de ello, el 22 de abril del mismo año, les entregó una Cruz, que es ahora signo de las Jornadas Mundiales de la Juventud.
Juan Pablo II fue el gran promotor de las Jornadas Mundiales de la Juventud. |
«Queridos jóvenes, al clausurar el Año Santo os confío el signo de este Año Jubilar: ¡la Cruz de Cristo! Llevadla por el mundo como signo del amor del Señor Jesús a la humanidad y anunciad a todos que sólo en Cristo muerto y resucitado hay salvación y redención», fueron las palabras que pronunció el hoy beato Papa en aquella ocasión.
Un año después, una vez más durante el Domingo de Ramos del 31 de marzo de 1985, Juan pablo II dedicó a los jóvenes una Carta Apostólica con motivo del Año Internacional de la Juventud, proclamado por la Organización de las Naciones Unidas. A continuación algunas de las palabras del Pontífice polaco a los jóvenes:
«He aquí pues, jóvenes amigos, que yo pongo en vuestras manos esta Carta, que se inspira en el coloquio evangélico de Cristo con el joven y nace del testimonio de los Apóstoles y de las primeras generaciones cristianas. Os entrego esta Carta en el Año de la Juventud, mientras nos estamos acercando al final del segundo Milenio cristiano. Os la entrego en el año en que se conmemora el vigésimo aniversario de la clausura del Concilio Vaticano II, que llamó a los jóvenes «esperanza de la Iglesia» (…) y a los jóvenes de entonces -igual que a los de hoy y de siempre- dirigió su «último Mensaje», en el que la Iglesia es presentada como la verdadera juventud del mundo, como la que «posee lo que hace la fuerza y el encanto de la juventud: la facultad de alegrarse con lo que comienza, de darse gratuitamente, de renovarse y de partir de nuevo para nuevas conquistas» (…) Hago esto en el Domingo de Ramos, día en el que puedo encontrarme con muchos de vosotros, peregrinos hasta Plaza de San Pedro, en Roma. Precisamente este día el Obispo de Roma pide junto con vosotros por los jóvenes de todo el mundo, por cada una y cada uno. Estamos rezando en la comunidad de la Iglesia, a fin de que -en la perspectiva de los tiempos difíciles en que vivimos- estéis «siempre prontos para dar razón de vuestra esperanza a todo el que os la pidiere». Sí, precisamente vosotros, porque de vosotros depende el futuro, de vosotros depende el final de este Milenio y el comienzo del nuevo. No permanezcáis pues pasivos: asumid vuestras responsabilidades en todos los campos abiertos a vosotros en nuestro mundo. Por esta misma intención rezarán junto con vosotros los Obispos y los Sacerdotes en los distintos lugares».
La Cruz de la JMJ fue entregada a los jóvenes por el hoy Beato Juan Pablo II en 1984. |
A partir de allí, cada Domingo de Ramos, la Plaza de San pedro en el Vaticano es sede de la celebración diocesana de la JMJ, evento que cada dos o tres años se celebra a nivel internacional con jóvenes de todos los rincones del mundo y con la presencia del Santo Padre, como será el próximo encuentro en julio en la ciudad Brasileña de Río de Janeiro.
La celebración diocesana de la JMJ del próximo Domingo de Ramos, este 24 de marzo, será el primer gran encuentro del Papa Francisco con los jóvenes, y una antesala de lo que será la JMJ de Río de Janeiro.
Gaudium Press / Sonia Trujillo
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