Santiago (Lunes, 01-04-2013, Gaudium Press) «Hermanos y hermanas en la Fe: ¡Feliz Fiesta de Pascua!», manifestó alegre el Arzobispo de Santiago, monseñor Ricardo Ezzati, a los fieles presentes en la Catedral Metropolitana, quienes en la tarde del sábado 30 de marzo participaron con mucho recogimiento y gozo de la tradicional Vigilia Pascual.
Mons. Ricardo Ezzati, Arzobispo de Santiago. |
«Cristo, el Señor, ha resucitado. No está aquí en el sepulcro, Él ha resucitado y nos precede en el camino de la vida. En esta noche, la más santa de la Iglesia, nos hemos congregado para esperar esta buena noticia», agregó el prelado tras los signos del fuego, el agua y la liturgia de la palabra.
En su homilía, el Pastor de Santiago manifestó que a partir de la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo, cada uno de nosotros somos pecadores reconciliados, liberados y salvados por «la misericordia infinita de Dios que nos ha regalado la vida de su propio Hijo».
Y agregó: «Hoy es Pascua (…) día en que el corazón de todo hombre y mujer, del afligido y del que siente el peso de su propio pecado, puede levantar la mirada y descubrir que la vida humana no está condenada, es una vida salvada. Que el final de la historia de cada hombre y de cada mujer, no es la muerte, sino participar de la vida divina de Cristo, de la vida que Cristo nos regala con su resurrección».
Mirar con los ojos del Resucitado
Más adelante, monseñor Ezzati exhortó a los fieles a rezar por la Iglesia, «para que en este tiempo tenga la capacidad, la audacia de anunciar que la revelación de Dios, es una revelación de salvación y la acción de Cristo, es una acción que nos libera, que nos llena de vida, gozo y esperanza. Queremos pedirle al Señor que a todos los miembros de su Iglesia nos de los ojos de su hijo resucitado, para mirar hasta el fondo la condición humana, para mirar hasta la muerte, y descubrir, sin embargo, la resurrección y la vida».
En esta línea, destacó el sentido que tiene para todo católico ver la vida con los ojos de Cristo resucitado: «Queremos pedirle al Señor que nos de los ojos suyos de resucitado, para mirar a nuestro alrededor, de una manera muy especial a hermanos y hermanas, a los que creen y los que no, a los que nos insultan y a los que nos persiguen, descubriendo con los ojos de Jesús en cada uno de ellos, la misma imagen de Cristo. Que nos regale sus ojos de resucitado para descubrir en los pobres el rostro mismo del Señor», expresó.
Finalmente, el obispo dirigió a Dios una sentida oración por la historia humana y por las diversas situaciones de dolor que muchos viven hoy en día. «Quiero de una manera muy especial pedirle al Señor que tenga piedad y misericordia del pueblo de Corea, para que la guerra no estalle nuevamente en nuestro mundo. Por el pueblo del Congo, atravesado por la revolución sangrienta. Queremos pedir por Siria y por tantos otros pueblos que están sufriendo el horror de la guerra».
«El señor nos regala ser testigos de su resurrección. Nos invita a mirar nuestra propia existencia desde sus ojos de resucitado. No somos huérfanos. No estamos solos. Cristo y su Espíritu nos acompañan siempre», sentenció al final de su mensaje de Pascua de Resurrección.
Deje su Comentario