Ciudad del Vaticano (Lunes, 04-01-2013, Gaudium Press) En este Lunes, llamado Lunes de la octava de Pascua, o Lunes del Ángel, el Papa rezó la oración del Regina Coeli, que es un canto de alegría dirigido a la Virgen, con ocasión de la resurrección de Cristo, y que reemplaza al Angelus en el tiempo pascual.
Antes de la oración, como es habitual, el Santo Padre dirigió una reflexión a los fieles reunidos en la Plaza de San Pedro, que estaba colmada, y a quienes lo seguían por los medios de comunicación.
Después de agradecer la masiva asistencia, y recordar que con su resurrección Cristo venció al mal de forma total, el Papa nuevamente invitó a «acoger esta victoria en nuestra vida y en las realidades concretas de la historia y de la sociedad».
Foto: Gustavo Kralj / Gaudium Press |
«Por esto me parece importante subrayar lo que hoy le pedimos a Dios en la liturgia: ‘Oh Padre, que haces crecer tu Iglesia dándole siempre nuevos hijos, concede a tus fieles que expresen en su vida el sacramento que han recibido en la fe’ (Oración Colecta del Lunes de la Octava de Pascua)».
El Pontífice ha resaltado el gigantesco potencial de renovación, que viene con la gracia sacramental : «Pero todo pasa a través del corazón humano: si yo me dejo alcanzar por la gracia de Cristo resucitado, si le permito que me cambie en ese aspecto mío que no es bueno, que puede hacerme mal a mí y a los demás, yo permito a la victoria de Cristo que se afirme en mi vida, que extienda su acción benéfica. ¡Éste es el poder de la gracia! Sin la gracia no podemos hacer nada. Sin la gracia no podemos nada. Y con la gracia del Bautismo y de la Comunión eucarística puedo llegar a ser instrumento de la misericordia de Dios. De esa bella misericordia de Dios».
La aceptación de la gracia, hace que nos inunde una verdadera y profunda alegría: «Expresar en la vida el sacramento que hemos recibido: he aquí, queridos hermanos y hermanas, nuestro empeño cotidiano, pero diría también ¡nuestra alegría cotidiana! ¡La alegría de sentirse instrumentos de la gracia de Cristo, como sarmientos de la vid que es Él mismo, animados por la linfa de su Espíritu!».
El Papa concluyó el Regina Coeli con los buenos augurios de este tiempo. «¡Buena Pascua a todos! ¡Buena Pascua a todos y buen almuerzo!».
Con información de Radio Vaticano
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