Ciudad del Vaticano (Viernes, 05-04-2013, Gaudium Press) En la mañana del pasado jueves de Pascua, 04 de abril, en la Casa Santa Marta, en el Vaticano, el Papa Francisco celebró misa para los funcionarios de la Tipografía Vaticana. La sorpresa del encuentro con Cristo estuvo en el centro de la breve homilía del Papa.
Su Santidad Francisco. Foto Gustavo Kralj / Gaudium Press |
Las lecturas del día hablaban de la sorpresa de la multitud delante de la cura del paralítico hecha por San Pedro en nombre de Cristo y el espanto (sorpresa) de los discípulos delante de la aparición de Jesús resucitado. Dos sorpresas.
El Papa dijo que «la sorpresa es una gran gracia, es la gracia que Dios nos da en el encuentro con Jesucristo. Es algo que hace de modo que nosotros quedemos un poco fuera de nosotros mismos, por la gran alegría… no es un mero entusiasmo», como el entusiasmo de los aficionados «cuando vence su club», sino «es algo más profundo». «El Señor nos hace entender que es realidad. ¡Es bellísimo!»
El Papa observó que «no podemos vivir siempre en la sorpresa. No, realmente, no se puede. Pero es el inicio. Después esa sorpresa deja la marca en el alma y la consolación espiritual». Es la consolación de quien encontró a Jesucristo.
Por tanto, después de la maravilla existe la consolación espiritual y, al final, «último peldaño», se encuentra la paz. «Siempre – resaltó el Papa Francisco – un cristiano, incluso en las pruebas más dolorosas, no pierde la paz y la presencia de Jesús» y «con un poco de coraje» puede rezar:
«Señor, dame esta gracia que es la marca del encuentro contigo: la consolación espiritual» y la paz. Una paz que no se puede perder porque «no es nuestra», es del Señor: la verdadera paz «no se vende ni se compra. Es un don de Dios», por eso – concluyó el Papa -, «pidamos la gracia de la consolación espiritual y la paz espiritual, que comienza con esta admiración de alegría en el encuentro con Jesús. Así sea». (JS)
Con información de Radio Vaticano.
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