Tubarão (Miércoles, 10-04-2013, Gaudium Press) Mons. João Francisco Salm, obispo de la diócesis de Tubarão, en el Estado de Santa Catarina, Brasil, en su más reciente artículo habla sobre la vida nueva de la Pascua e inicia el texto con la pregunta: ¿Dónde está, oh muerte, tu victoria? (1 Cor 15,55). Para él, la vida se regocija en fiesta porque, en confrontación con ella, la muerte perdió para siempre, pues Cristo la derrotó. Ahora tenemos certeza: la vida es más fuerte que la muerte. Por eso es Pascua.
Mons. João Francisco Salm |
«Jesús muerto y resucitado se da a nosotros en alimento y nos transmite el dinamismo incontrolable de su Resurrección: ¡resucitaremos también! Y con Él viviremos en la eternidad. La vida nueva de la Pascua que nos es dada vivir, requiere una nueva convivencia: en la familia, con los vecinos, en la comunidad de fe, en el trabajo, en la escuela, en el esparcimiento, en nuestras relaciones con la naturaleza y con el propio Creador «, enfatiza el prelado.
De acuerdo con el obispo, celebraremos la Pascua durante cincuenta días: tiempo privilegiado para que nos ejercitemos en nuevas prácticas que manifiesten la vida de Cristo resucitado en cada uno de nosotros. Él afirma que la Pascua tiene como finalidad transformar nuestro día-a-día, y evalúa que en lo cotidiano tendremos mil oportunidades para probar que nuestra Pascua no es apenas emoción o mero conjunto de ritos, sino es vida nueva en hombres y mujeres nuevos: nuevo pensar, nuevo actuar, nueva disponibilidad, nuevo interés y nueva participación.
«Somos caminantes porque nuestra vida es una peregrinación: quien camina experimenta dificultades de todo orden. No pocas veces el desánimo y el desencanto quieren tener la última palabra, haciéndose hasta incluso acompañar de actitudes de rebeldía y agresividad. Pero quien, por la Fe, tomó la decisión de vivir la Pascua no se deja abatir: se levanta siempre de nuevo. Resurrección quiere decir reaccionar pronta e inmediatamente de forma positiva. Al final, el Resucitado está siempre con quien cree», completa.
Mons. João también recuerda que en el Credo nosotros decimos: «Creo […] en la resurrección de la carne; en la vida eterna». Y, según él, esta fe nuestra solo tiene sentido porque Jesús resucitó, pues si eso no fuese verdad, vana sería nuestra fe; y seríamos, de entre todos los hombres y mujeres de la tierra, los más dignos de lástima». Para el prelado, porque Jesús resucitó es que nosotros tenemos un conjunto de verdades en que creemos y de las cuales no abrimos mano.
De la Pascua surge un determinado modo de vivir en la caridad
«Celebramos esas verdades, sobre todo en la Eucaristía y en los demás Sacramentos. De eso transcurre un determinado modo de vivir en la caridad: la vida cristiana con su ética y su moral. La certeza de la resurrección confiere realismo a la fascinación de la oración. La celebración del Año de la Fe invita a buscar en la Biblia y en el Catecismo de la Iglesia Católica el fundamento y la explicación de todo ese tesoro de la Fe Cristiana Católica».
Por último, el obispo destaca que Jesús, en su actividad misionera, resucitó muertos: la hija de Jairo, Lázaro, el hijo de la viuda de Naím. Él explica que todos regresaron a la vida de antes y murieron nuevamente, lo que es muy diferente de lo que se dio en Jesús al ser resucitado por el poder de Dios: Él, por la resurrección se tornó creación nueva, pasando para otra vida.
«Así será con nosotros, al final de los tiempos. Si permanecemos unidos a Cristo, como ramas al tronco, viviremos de su Espíritu y produciremos muchos frutos de caridad, alegría, paz, paciencia, afabilidad, bondad, fidelidad, blandura, templanza. Así, la Pascua de Jesús nos hará vivir la Vida Nueva; seremos nuevo fermento, nueva sal, nueva luz. Él nos llevará de la sepultura al cielo, de la muerte a la vida», concluye Mons. João. (FB)
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