jueves, 18 de abril de 2024
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Tres tesis sobre el carácter de María Santísima como Dispensadora Universal de todas las gracias

Redacción (Viernes, 12-04-2013, Gaudium Press) Que la Virgen bendita es Corredentora y Medianera Universal de todas las Gracias, es algo que se puede afirmar como «pacífico» entre los profundizadores de la mariología. Las diferencias surgen cuando se intentan definir conceptos conexos como por ejemplo el de la Dispensación Universal, una parte de esa Mediación. Hablemos un poco del tema, conocedores de que la inmersión en él será un elemento que nos ayude a amar más a María. Hagámoslo de la mano del docto P. Antonio Royo Marín O.P., según la mente de su reputada obra «La Virgen María – Teología y espiritualidad marianas».

1.jpg«Según las enseñanzas de los teólogos, siguiendo las directrices del magisterio ordinario de la Iglesia, la Virgen María coopera dependientemente de Cristo en la distribución de todas y cada una de las gracias que Dios concede a todos y a cada uno de los hombres (cristianos o paganos), de suerte que se la puede llamar con toda propiedad y exactitud ‘Dispensadora universal’ de todas las gracias que Dios concede a la humanidad entera», expresa claramente en su tesis inicial sobre el asunto el teólogo dominico.

En estas «gracias» que la Virgen dispensa a los hombres se incluyen las gracias actuales, la gracia santificante, las virtudes teologales y cardinales, los dones del Espíritu Santo, las gracias ‘gratis datae’ o dones carismáticos dados para el bien común de la Iglesia, y «aún los favores temporales que de algún modo influyen en nuestro fin sobrenatural».

En apoyo de la realidad de esta Dispensación Universal de gracias de la Virgen, el P. Royo Marín cita los indicios «más que suficientes» de la Sagrada Escritura, y una nutrida documentación del magisterio ordinario de la Iglesia, para después abordar las diversas explicaciones teológicas del hecho. Sobre este punto, resumidamente los teólogos se dividen en tres grupos para explicar esa labor primordial de María Bendita en la salvación de los hombres: unos, la gran mayoría, le atribuyen a la Virgen «una ‘causalidad moral universal’, o sea de intercesión eficacísima ante Dios; algunos pocos hablan de una ‘causalidad intencional’; otros, finalmente, van más allá y le atribuyen una ‘causalidad física instrumental'». Indaguemos en estas 3 explicaciones.

Tres tesis

La «causalidad moral universal» es sencillamente la intercesión de la Virgen ante Dios, similar a la de los santos del cielo, con la específica diferencia de que «su intercesión es poderosísima y eficacísima», pues «sus plegarias son siempre escuchadas, porque Dios no dejará de oír a la que Él ama y honra sobre todas las criaturas. Justamente, pues, la honra la tradición católica con el título de ‘omnipotentia supplex’: omnipotencia suplicante», según expresa Armand J. Robichaud S. M., citado por Royo Marín. Es decir, no existe mejor abogada ante el Creador que la perfecta y siempre atendida Peticionaria, la Virgen Inmaculada.

Sin embargo, algunos teólogos afirman que su cualidad de omnipotencia suplicante -algo muy, muy real- no agota el papel Dispensador de la Virgen. «Un segundo grupo, una minoría muy pequeña, no satisfecha con esta explicación, ha traspuesto la teoría de Billot de la ‘causalidad intencional’ de los sacramentos y la ha aplicado a nuestra doctrina. Según los defensores de esta opinión, el término de la intercesión de María no es la gracia misma, sino más bien una especie de ‘derecho’ a recibirla. Es decir, Nuestra Señora, en virtud del poder del que Dios la ha investido, designa eficazmente gracias determinadas a personas determinadas, y esta expresión de su voluntad capacita a aquellas personas a recibir dichas gracias. En último término, esta opinión parece reducible a la causalidad moral».

«Por fin, un último grupo sostiene que ninguna de las dos opiniones citadas expresa exactamente la doctrina contenida en las enseñanzas de la tradición respecto al modo de la mediación de María en la dispensación de las gracias. Su intercesión, dicen, puede ser una explicación suficiente del modo como María obtiene las gracias de Dios, pero no parece tomar en cuenta el singular poder de distribución que se le atribuye en frases tradicionales, tales como ‘canal’ o ‘acueducto’ de las gracias. Sin duda de que se trata aquí de metáforas, pero, como dice el P. Jennet, la metáfora exige una relación que se funde en la analogía entre el sentido literal y el figurado. Distribuir algo presupone posesión, dominio, lo cual, ciertamente, no va incluido en el concepto de intercesión. Por tanto, estos autores proponen la teoría de la causalidad física instrumental, según la cual María sirve de ‘instrumento físico’ independiente, a través del cual las gracias fluyen literalmente hasta nosotros», continúa Robichaud. Para entender rectamente esta última tesis, cuando esos teólogos hablan ‘instrumento físico independiente’, no hablan de una independencia absoluta de la Divinidad, sino que quieren resaltar ese ‘dominio’ personal sobre las gracias que Dios habría concedido a la Virgen.

María inmaculada, unida íntimamente a Dios en su labor santificadora

El erudito P. Royo Marín en la obra citada no toma partido por ninguna de las tres tesis, a diferencia incluso de hermanos suyos dominicos, que sí lo hacen por una o por otra, y que él cita en los debidos lugares de su escrito.

2.jpgEntretanto, y haciendo honor al carácter igualmente pastoral de su documento mariano, Royo Marín reproduce un bellísimo texto de Neubert que habla sobre cómo se desarrolla en concreto la necesaria ayuda que la Virgen presta desde el cielo a los hombres, y que aporta luces sobre la cuestión. Reproduzcamos algunos trechos aquí:

«La Virgen contempla y ama a Dios, y en esto consiste su bienaventuranza. Ahora bien, contemplándolo y amándolo, ve en él, como en un espejo tersísimo, el contenido de la visión de Dios; no todo su contenido, entendámonos, sino solamente la parte que se refiere a su misión, las miserias de los que debe socorrer. O para salir de la metáfora, María participa del conocimiento de Dios y en él ve, por un lado, los hombres con sus necesidades y sus oraciones, y por el otro, el deseo de Dios de socorrerles por medio de ella. (…) Esta intervención ‘universal e incesante’ de la Virgen en los asuntos humanos no estorba para nada la calma gozosa de su incomprensible beatitud; antes bien, forma parte de ella. (…) Es cierto que, sin la intercesión de María, la justicia de Dios seguiría su curso, pero Dios mismo quiere que la Virgen recurra a su misericordia. Se proclama también que la Virgen obtiene todas las gracias que quiere, a quien ella quiere y de la manera que quiere. Afirmaciones muy justas, con tal que no presten a María como una especie de caprichos maternos que prevalecerían contra los justos deseos del Padre. La Virgen no puede tener otra voluntad que la voluntad de Dios, y los favores que ella solicita para sus protegidos los pide sabiendo que Dios quiere que ella los pida y que los concede solamente porque ella los pide».

Por tanto, actúe Nuestra Señora como ‘causalidad moral universal’, o ‘causalidad intencional’, o como ‘causalidad física instrumental’, lo cierto es que su poder santificador inmenso se explica por la íntima unión que el cielo tiene con las 3 personas de la Santísima Trinidad. Ciertamente, la profundización en esta teología mariano-trinitaria, nos irá develando cada vez más, en la medida de las humanas posibilidades, los detalles del maravilloso carácter Dispensador Universal de todas las gracias que posee la Santísima Virgen.

Por Saúl Castiblanco

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