Montevideo (Lunes, 15-04-2013, Gaudium Press) «Defendiendo la familia y el matrimonio, ganamos todos», es el título del mensaje que dirigió el Consejo Permanente de la Conferencia Episcopal Uruguaya (CEU) a los fieles del país austral con ocasión de la llamada ley de «matrimonio igualitario», legislación aprobada por la Cámara de Diputados el pasado miércoles 10 de abril.
«Insitimos en la gravedad y consecuencias de lo que está en juego (…) esta ley es un nuevo retroceso para nuestro ordenamiento jurídico, que ha fundado su existencia en el respeto y la defensa de la institución familiar, base constitucional de nuestra sociedad, núcleo de amor y solidaridad recíprocos, y abierta a la generación de vida en su seno», dice el mensaje firmado el pasado lunes 8 de abril por Mons. Carlos Collazi, Mons. Rodolfo Wirz y Mons. Heriberto Bodeant, respectivamente Presidente, Vicepresidente y Secretario General de la CEU.
Mons. Carlos Collazi, Presidente de la CEU. |
El Consejo Permanente señala, además, que «llamar de manera igual a realidades desiguales, so pretexto de igualdad, no es justicia sino asimilaciones inconsistentes que sólo harán que se debilite todavía más el matrimonio»; y considera que la ley afecta los derechos fundamentales «como los del niño, que corre el riesgo de convertirse en un objeto, especialmente cuando se plantea la adopción plena como un derecho de todos los matrimonios, sin tener en cuenta que debe primar el interés del propio niño de crecer, en lo posible, con una clara referencia materna y paterna».
En este sentido, el Episcopado Uruguayo, tal como se pronunció con la pasada aprobación de la ley del aborto, señala que «no por haber sido aprobada esta ley, es moralmente buena». «La moralidad de los actos no depende de las leyes humanas. Recordamos el deber y el derecho de seguir las obligaciones de la ley natural inscritas en la propia conciencia», añaden los prelados en la misiva.
El mensaje concluye: «Como declaraba el Papa Pablo VI en su célebre discurso ante la ONU, el 4 de octubre de 1965, la Iglesia se precia de ser ‘experta en humanidad’. Es por eso que es su deber acompañar con cercanía y afecto a toda persona que se acerque, de cualquier condición, y proponerle el ideal de vida que es la Buena Noticia de Jesús. Y es también nuestro deber como Obispos enseñar la doctrina y predicar el Evangelio a ‘tiempo y destiempo’. Invitamos una vez más a todas las mujeres y hombres uruguayos a unirnos en el esfuerzo en pro de una sociedad más justa y fraterna, en donde los valores del Evangelio puedan florecer en las familias y las futuras generaciones encontrar allí razones de fe y esperanza».
Con información de la CEU.
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