Ciudad del Vaticano (Lunes, 15-04-2013, Gaudium Press) El Papa Francisco rezó con 80 mil peregrinos reunidos en la Plaza San Pedro, en el Vaticano, el «Regina Coeli», la oración mariana para el período Pascual, rezada al mediodía.
Foto: Gustavo Kralj / Gaudium Press |
En su discurso, de ese soleado domingo, el pontífice dedicó breves palabras para la lectura de los Hechos de los Apóstoles propuesta para la liturgia de este 3° Domingo de Pascua.
El Santo Padre afirmó que «Este texto refiere que la primera predicación de los Apóstoles en Jerusalén llenó la ciudad de la noticia que Jesús había verdaderamente resucitado según las Escrituras y era el Mesías anunciado por los profetas».
En seguida, el Papa continuó su pensamiento recordando que «los sumos sacerdotes y los jefes de la ciudad buscaron cortar de raíz la comunidad de fieles en Cristo e hicieron aprisionar a los apóstoles, ordenándoles de no enseñar más en su nombre. Pero Pedro y los otros once respondieron: Es preciso obedecer antes a Dios que a los hombres. El Dios de nuestros padres resucitó a Jesús lo exaltó a su derecha como jefe y salvador.
Y de estos hechos somos testigos nosotros y el Espíritu Santo.
Entonces, flagelaron a los Apóstoles y les ordenaron no hablar nuevamente en el nombre de Jesús. Y ellos se fueron, contentos por haber merecido sufrir insultos por causa del nombre del Señor».
«¿Dónde encontraban los primeros discípulos la fuerza para ese testimonio? No solo esto. ¿De dónde venía la alegría y coraje para anunciar, no obstante los obstáculos y la violencia? Preguntó con énfasis el Papa Francisco para, en seguida, explicar:
Todo se explica con la presencia de Jesús Resucitado
«No podemos olvidarnos que los apóstoles eran personas simples, no eran escribas, doctores de la ley, ni pertenecientes a la clase sacerdotal. ¿Cómo pudieron, con sus límites y la oposición por parte de las autoridades, llenar Jerusalén con sus enseñanzas? Es claro que solamente la presencia con ellos del Señor Resucitado y la acción del Espíritu Santo pueden explicar este hecho. Su fe se basaba en una experiencia tan fuerte y personal de Cristo muerto y resucitado que ellos no tenían miedo de nada ni de nadie, y hasta incluso veían las persecuciones como un motivo de honra, que les permitía seguir los pasos de Jesús y asemejarse a Él, testimoniando con la vida».
El Santo Padre expuso a los presentes la lección de vida que el texto trae: «la historia de la primera comunidad cristiana nos dice algo muy importante, que vale para la Iglesia de todos los tiempos, y también para nosotros: cuando una persona verdaderamente conoce a Jesucristo y cree en él, experimenta su presencia en su vida y la fuerza de su resurrección, y no puede dejar de comunicar esta experiencia. Y, se encuentra incomprensiones o adversidades, se comporta como Jesús en su Pasión: responde con amor y con la fuerza de la verdad».
Finalizando, el Papa Francisco recomendó que se rezase a la Virgen Santísima pidiendo por el anuncio de la Resurrección y los cristianos perseguidos: «para que la Iglesia en todo el mundo anuncie con franqueza y coraje la Resurrección del Señor y testimonie de manera eficaz con señales de amor fraterno», «que ellos (los cristianos perseguidos) sientan la presencia viva del Señor Resucitado». (JS)
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