Ciudad del Vaticano (Lunes, 22-04-2013, Gaudium Press) Al mediodía romano, en el balcón del Palacio Apostólico, el Papa Francisco instruyó a los miles de fieles reunidos en la Plaza de San Pedro con su palabra sobre Jesús Buen Pastor y sobre las vocaciones, particularmente a la vida consagrada.
«Jesús utiliza la imagen del pastor con sus ovejas -afirmó el Pontífice: él las llama y ellas reconocen su voz, responden a su llamado y lo siguen. ¡Esta parábola es hermosísima! El misterio de la voz es sugestivo: desde el vientre de nuestra madre aprendemos a reconocer su voz y aquella del papá; por el tono de una voz percibimos el amor o el desprecio, el afecto o la frialdad. ¡La voz de Jesús es única! Si aprendemos a distinguirla, Él nos guía por el camino de la vida, un camino que supera también el abismo de la muerte».
El Pontífice dio «pistas» para discernir un verdadero llamado a una vocación a la vida consagrada, fundando sus palabras también en la historia del profeta Samuel: «Si me siento atraído por Jesús, si su voz calienta mi corazón, es gracias a Dios Padre, que ha puesto dentro de mí el deseo del amor, de la verdad, de la vida, de la belleza… ¡Y Jesús es todo esto en plenitud! Esto nos ayuda a comprender el misterio de la vocación, especialmente de las llamadas a una especial consagración. A veces Jesús nos llama, nos invita a seguirlo, pero quizás sucede que no nos damos cuenta que es Él, justo como le pasó al joven Samuel».
Invitación del Pontífice a los jóvenes
El Papa, en su especial estilo pastoral, hizo una convocatoria directa:
«Hoy, aquí en la Plaza hay muchos jóvenes. Quisiera preguntarles: ¿han escuchado a veces la voz del Señor que a través de un deseo, una inquietud, les invitaba a seguirlo más de cerca? ¿Han tenido ganas de ser apóstoles de Jesús? Es necesario jugarse la juventud por grandes ideales. ¡Pregunta a Jesús qué cosa quiere de ti y sé valiente!»
En la Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones, el Papa resaltó la fundamentalidad de la oración para el florecimiento de las vocaciones: «Las vocaciones nacen en la oración y de la oración; y sólo en la oración pueden perseverar y fructificar. (…) Oremos en particular por los nuevos Sacerdotes de la Diócesis de Roma que he tenido la alegría de ordenar esta mañana. E invoquemos la intercesión de María, que es la Mujer del «sí». Ella ha aprendido a reconocer la voz de Jesús desde cuando lo llevaba en el vientre. ¡Que María nos ayude a conocer cada vez mejor la voz de Jesús y a seguirla, para caminar en el camino de la vida!».
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