Túnez (Miércoles, 24-04-2013, Gaudium Press) El nuevo Arzobispo de Túnez, Mons. Ilario Antoniazzi, quien había desempeñado su apostolado hasta el momento en Tierra Santa, asumió una exigente misión en la dirección de la Iglesia en un país que aún consolida su identidad y su incipiente democracia tras la llamada «primavera árabe». El prelado viajó el pasado 14 de abril desde el Patriarcado Latino de Jerusalén a su nueva Arquidiócesis, y expuso al informativo Oasis sus impresiones sobre los nuevos retos pastorales de su misión. «Me espera un verdadero salto», comentó Mons. Antoniazzi. «Espero comprender el designio del Señor sobre mí y sobre Túnez».
Mons. Antoniazzi es recibido en la Arquidócesis de Túnez. Foto: Patriarcado Latino de Jerusalén. |
El Arzobispo, formado en el Seminario del Patriarcado Latino de Jerusalén y ordenado sacerdote en 1972, se ha asesorado en profundidad con el Vicario General de la Diócesis sobre las condiciones actuales de la Iglesia en el país. «He intuido que todos debemos insistir en la esperanza: es preciso alimentar siempre la esperanza de los cristianos que viven allí», expresó Mons. Antoniazzi. «Túnez vive un momento delicado y muchos se preguntan cómo acabará la historia. Pero sólo el Señor, el Dios de la historia, puede responder, no el hombre».
Un apostolado en condición de minoría
El prelado comentó que desde la noticia de su nombramiento ha dedicado tiempo al estudio de las condiciones sociales del país, y se ha preparado para los retos de vivir en un contexto islámico donde los cristianos son una población minoritaria. En su apostolado en Galilea tanto cristianos como musulmanes son minoría y no existía inconvenientes en ese contexto. «Sin embargo, viví durante veinte años en Jordania, donde los cristianos éramos verdadera minoría respecto a los musulmanes». Allí desarrolló la habilidad de fomentar la convivencia armónica basada en el respeto mutuo. «Si había desavenencias, se resolvían, pero nunca se llegaba a puntos sin retorno».
Sin embargo, el Arzobispo reconoció que las condiciones son distintas en Túnez y tras la victoria del islamismo en las últimas elecciones las acusaciones de proselitismo se convierten en un problema real para la Iglesia. «Este es un tema crucial», destacó. «Creo que nos ayudan nuestros predecesores, nuestros padres cristianos, que dieron testimonio de Cristo y difundieron la fe cristiana con su caridad». El ejemplo de vida de los cristianos fue siempre la fuente de una genuina curiosidad por conocer la fuente del amor que irradiaban a los demás, explicó el prelado. » Se puede predicar el Evangelio viviendo la caridad (…)El principal «sermón» para los musulmanes no es el que hacemos en la iglesia delante de todos, sino nuestra manera de vivir y actuar». Por este motivo, Mons. Antoniazzi afirmó que la Iglesia ofrece su ayuda a todos los que la piden sin distinción de religión. «La caridad no distingue ni pone problemas, te impulsa hacia el prójimo y el resto lo hace el Señor».
La periodista de Oasis recordó que su residencia está ubicada frente a una calle principal, frecuentemente llena de jóvenes musulmanes, y preguntó al Arzobispo sobre sus sentimientos hacia esa población que probablemente le sería contraria. «De simpatía y amor, porque creo que somos todos hijos de Dios y, por tanto, hermanos. No tenemos el derecho de mirarnos sin amor. Esto independientemente de su posición respecto a mí». contestó Mons. Antoniazzi. «Diría lo siguiente: Yo, cristiano, te quiero, hermano musulmán. Espero que puedas corresponder este amor, pero en cualquier caso yo sigo queriéndote. Estoy aquí para anunciarte solo amor».
Sin embargo, el prelado prevé que los cristianos ejerzan sus derechos de participación en la construcción del país, si bien la Iglesia no puede exponerse directamente en la política local. «La Iglesia debe ser prudente, pero no debe desistir nunca en su tarea de recordar los puntos esenciales del respeto de la dignidad de los hombres y mujeres, independientemente de su pertenencia religiosa».
El testimonio de los cristianos en Túnez
Otro de los retos que ofrece el apostolado en Túnez es que los cristianos pertenecen a numerosas nacionalidades, lo cual plantea la necesidad de fomentar la unidad en medio de la variedad de costumbres y culturas. «Yo querría valorar sobre todo la riqueza que ofrece una variedad así», comentó el prelado, quien explicó que es consciente de las dificultades que conlleva esta tarea. «Con todas las nacionalidades aquí presentes entre los cristianos, podemos componer un rompecabezas en el cual se vea el designio de Dios que se realiza, en comunión, con numerosos colaboradores distintos», comentó. «Cada uno puede y debe aportar su granito para enriquecer la Iglesia local».
Mons. Antoniazzi desea que su presencia en Túnez contribuya a fortalecer la comunidad cristiana en el país con un mensaje de esperanza, para lo cual se ha propuesto visitar las parroquias y comunidades. «Deseo conocerlas una a una, para decir de nuevo a todos los cristianos de Túnez cuán importante es su presencia como testigos de paz y de esperanza en África y en Túnez, pese a las dificultades que puedan vivir diariamente» explicó el Arzobispo. «Deseo compartir con cada uno toda fatiga y toda alegría, participar en su vida concreta».
Finalmente, el prelado describió sus reacciones al conocer la misión que se le había confiado. «La primera reacción fue de sorpresa: «Señor, pensé, ¡qué imaginación tienes!» Pensar en mí, que vivo en el Norte de Galilea, cerca de la frontera con Líbano, y enviarme al otro lado del Mediterráneo». El Arzobispo también recordó que este mismo asombro es fuente de confianza en la asistencia de Dios. «Si Él ha tenido imaginación para llamarme a esta misión, también tendrá imaginación para ayudarme a vivir el episcopado allí. Siento temor y mucha confianza», concluyó.
Con información del Patriarcado Latino de Jerusalén y Oasis.
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