Seúl (Viernes, 26-04-2013, Gaudium Press) Los Obispos de Corea del Sur pidieron a la Congregación para la Causa de los Santos la apertura del proceso de beatificación de Mons. Francis Borgia Hong Yong-ho, Obispo de Pyongyang, y de 80 católicos más (en su mayoría sacerdotes y religiosos) desaparecidos por la persecución del régimen comunista en Corea del Norte, según informó la agencia Asia News. Con esta iniciativa, la Iglesia en la península busca honrar y reconocer el sufrimiento de la comunidad católica en ese país, casi totalmente eliminada por disposición del gobierno de Kim Il-sung.
Mons. Francis Borgia Hong Yong-ho, Obispo de Pyongyang. |
Mons. Francis Borgia Hong Yong-ho fue ordenado sacerdote en 1933 y nombrado Vicario Apostólico de Pyongyang y Obispo titular de Auzia por el Papa Pío XII en 1944. El prelado desapareció el 10 de marzo de 1962, cuando el Papa Juan XXIII elevó el Vicariato de Pyongyang a Diócesis, en protesta a la cruel represión del régimen comunista sobre los católicos. El prelado nunca fue declarado oficialmente muerto debido a la posibilidad de que estuviera preso en algún campo de reeducación y figura aún en el Anuario Pontificio como Obispo de Pyongyang.
Una Iglesia arrasada
Según destacó la agencia informativa, la Iglesia Católica desapareció casi en su totalidad en Corea del Norte. Ninguno de los sacerdotes locales sobrevivió a la persecución que comenzó en 1953 y todo el clero extranjero fue rápidamente expulsado. Se calcula que un total de 300 mil católicos desaparecieron en los primeros años del régimen de Kim Il-sung.
A pesar de esta realidad, la Iglesia ha mantenido la existencia de las Diócesis del país, asignándolas a varios prelados de Corea del Sur bajo la figura «sedi vacanti et ad nutum Sanctae Sedis». Este es el caso del Cardenal Nicholas Cheong Jin-Suk, Arzobispo emérito de Seúl y Administrador Apostólico de Pyongyang, Mons. John Chan Yik, Obispo de Chuncheon y Administrador de Hamhung, y el Padre Simon Peter Ri Hyeong-u, Abad del Monasterio Benedictino de Waegwan y Administrador de Tokwon.
En la actualidad no hay instituciones de la Iglesia en Corea del Norte ni sacerdotes residentes en ese país. Según fuentes locales citadas por Asia News, puede existir en Corea del norte una comunidad de unos 800 creyentes (aunque el régimen afirma que se trata de unos 3000). Una organización oficialista llamada North Korean Catholic Association reclama la vocería de los católicos locales, pero la Santa Sede ha manifestado serias dudas sobre su estatus canónico y legal.
El régimen de Corea del Norte promueve el culto al líder político Kim Jong-Il y su padre Kim Il-Sung, y ha restringido las prácticas religiosas, obligando a los creyentes a registrarse en asociaciones controladas por el estado. Bajo el título de «querido líder», la figura del gobernante es venerada con características semi divinas. El régimen asegura que defiende la libertad religiosa y que existe un templo católico en Pyongyang. Según un reporte de Ayuda a la Iglesia Necesitada, el culto religioso en el lugar no corresponde a la Tradición Católica y constituye en una oración semanal sin sacerdotes.
Según Asia News, el cristianismo es perseguido en el país bajo la acusación de deslealtad al régimen y de vínculos con Occidente, razón por la cual la fe es vivida en secreto. La sola posesión de una Biblia puede ser castigada con la pena de muerte, y la participación en una Eucaristía no autorizada implicaría una pena similar o una condena de prisión o tortura. El 16 de junio de 2009, un joven cristiano de 33 años, Ri Hyon-ok, fue sentenciado a muerte y ejecutado por el delito de «poner Biblias en circulación».
Con información de Asia News.
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