viernes, 22 de noviembre de 2024
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Príncipe Félix de Luxemburgo habló en la Universidad Católica de Valencia sobre la "Necesidad del estudio de la bioética, ante los retos actuales"

Valencia (Lunes, 06-05-2013, Gaudium Press) La historia del Príncipe Félix de Luxemburgo -segundo en sucesión al trono de su país, después de su hermano Guillermo- reviste el interés de cómo la juventud sigue haciéndose las preguntas fundamentales de la vida.

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Príncipe Félix – Fotos: UCV

«Hace cuatro años me encontraba trabajando para una empresa de gestión de eventos, un trabajo estupendo, pero todavía no sabía qué hacer con mi vida, no era lo suficientemente maduro», contó el Príncipe Félix, en su disertación «Necesidad del estudio de la bioética, ante los retos actuales», habida en las Jornadas Evangelio y Ecología organizadas por la Cátedra Fides et Ratio de la Universidad Católica de Valencia (UCV) en marzo pasado, y en la que también participaron José Alfredo Peris, Rector de la UCV; José Luis Sánchez, Vicerrector de Extensión Universitaria y Cultural; y Alberto García, Director del Máster en Bioética que imparte la Regina Apostolorum de Roma y de la Cátedra UNESCO de Bioética. El príncipe Félix pronto será magister en bioética del Ateneo Pontificio Regina Apostolorum.

Es claro, que al lado de las agudas consideraciones sobre la importancia de la Bioética en el mundo actual, atrajo sobre todo al auditorio los relatos atinentes a la vida del noble: «Mis prioridades, al principio se dirigían a ganar un sueldo para ser independiente y ese pensamiento se llevó por delante lo que yo realmente deseaba hacer para ser feliz. Me di cuenta de ello cuatro años después de empezar a trabajar y comencé a hacerme preguntas con mayor profundidad. La madurez necesaria para tomar la decisión de estudiar Bioética llegó bastante tarde, cuando tenía 25 años. En ese momento me di cuenta de que, en realidad, quería algo más en mi vida que trabajar en la gestión de eventos». El Príncipe era un destacado funcionario de una multinacional. Hoy con 28 años, y a las puertas de un matrimonio con alguien que comparte sus ideales, dice sentirse pleno.

2.jpg«Antes no le daba importancia a la Filosofía. De hecho, si alguien me hubiese dicho hace unos años que iba a estudiarla me hubiera echado a reír. No entendía el concepto al que se refería el término filosofía pero desde que empecé a estudiarla, se me abrieron los ojos y mi horizonte. Aprendí a razonar, a pensar de otra manera completamente distinta y a debatir».

Todo comenzó con la lectura de un libro, que ciertamente fue auxiliada por la gracia de Dios: «Leí un libro en italiano llamado ‘Bioética para todos’, que me abrió el horizonte. Era muy importante para mí no aprender específicamente Economía, Empresa o Derecho, pues deseaba tener la oportunidad de estar abierto a muchos grados distintos». «Poseer un bagaje bioético y estudiar Derecho, por ejemplo, es algo fantástico. Por ello, que en esta universidad [la de Valencia] se ofrezca la posibilidad de estudiar un Máster en Bioética me parece una idea fenomenal», ha añadido.

«La fe puede ayudar a comprender aspectos de la ciencia»

Sobre la importancia de la fe para los estudios filosóficos y bioéticos, el Príncipe afirmó que esta virtud teologal «sí que amplía lo tratado por esta ciencia. Hemos de ser conscientes de que hay cosas que la ciencia jamás podrá explicar y que la fe puede ayudar a comprender aspectos que la ciencia trata de entender».

3.jpg«Lo más importante que me ha aportado el estudio de la Bioética -continuó el príncipe Félix- es que su centro es el ser humano. Primero estudia el detalle científico, después viene la Filosofía, que interpreta el hecho biológico. Si uno sólo estudia Biología no ve en la persona a un ser humano sino su parte material, y el hombre no es sólo materia, posee espiritualidad». Por esto, agregó, «la Biología y la Filosofía están conectadas y no pueden separarse; si lo haces, tienes un problema. Incluso si estudias sólo lo inmaterial filosóficamente no llegas a nada».

Es claro que los estudios en bioética en un Ateneo Pontificio también han servido para fortalecer la fe del Príncipe. Fe que se ha manifestado por ejemplo con su presencia en los dos principales hechos ocurridos en la Iglesia en la historia reciente, como han sido la despedida de Benedicto XVI y la ascensión del Papa Francisco al solio pontificio, ceremonia ésta a la que acompaño a sus padres, los Grandes Duques.

Matrimonio en vista, también en función de principios comunes

El 29 de septiembre el Príncipe contraerá matrimonio con Claire Lademacher, a quien conoció en el Instituto Regina Apostolorum.

Claire es también una apasionada por la bioética, y prepara su doctorado entre el Instituto Kennedy de Georgetown, en los EE.UU. y la Regina Apostolorum. Su relación con la familia ducal luxemburguesa es más que buena, y todo indica que será un matrimonio de esos que «se hacen en el cielo».

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