Pastoral para la Juventud de Brasil a sacerdotes: Los jóvenes tienen carencia del afecto materno de la Iglesia

Brasilia – (Martes, 07-05-2013, Gaudium Press)  Mons. Eduardo Pinheiro da Silva, Presidente de la Comisión Pastoral para la Juventud, órgano de la Conferencia Nacional de los Obispos del Brasil (CNBB), invitó a los sacerdotes a llevar a los jóvenes a una experiencia del amor materno de Nuestra Señora.

Mons. Eduardo Pinheiro da Silva, Presidente de la Comisión Pastoral para la Juventud de Brasil. Foto CNBB.

Mons. Eduardo recordó que la Virgen María apareció en Fátima a tres pastorcitos portugueses. Recordó también que Don Bosco incentivaba la devoción a Nuestra Señora Auxiliadora a sus jóvenes. El ‘santo de los jóvenes» deseaba que ellos sintiesen la tierna experiencia de ser amado por una Madre. Y deseaba esto principalmente para aquellos que fuesen los más abandonados, «Cuántos adolescentes y jóvenes en nuestra sociedad y en la iglesia sufren carencia de afectividad», enfatizó el Obispo.

Él recordó que «la dimensión materna en nuestras relaciones es primordial para la formación integral de los jóvenes. No basta amarlos, es necesario que ellos perciban que son amados».

Mons. Eduardo Pinheiro describió cómo es el corazón de una madre y por qué él valora a los hijos: «El corazón de la Madre es moldeado cuidadosamente según los trazos del corazón de Dios. Quieren saber quién es Dios y lo que Él hace? Qué hace, qué piensa, qué espera? Observe, entonces una madre que se deja inundar por su vida de Fe, de oración, de servicio, de silencio, de fidelidad, de presencia, de lucha, de perseverancia, de resistencia».

El Presidente de la Comisión Pastoral para la Juventud dijo en su carta mensual a los sacerdotes de todo el Brasil: «Ustedes no imaginan el impacto y la fuerza que las pequeñas cosas y pequeños gestos realizan cotidianamente en la vida de los jóvenes que los rodean». El prelado dijo esto para mostrar a los sacerdotes que la iglesia ayuda a vivir esta imprescindible maternidad en los tiempos de grandes cambios.

Por eso mismo, él los exhortó a dejar que el Espíritu Santo los guíe para que, a ejemplo de Nuestra Señora, sus vidas sean testimonio alegre de entrega a Dios y al servicio a los hermanos. Sobre todo delante de los jóvenes carentes de amor materno, del cariño que la Iglesia sabe y puede dar. (JS)