lunes, 25 de noviembre de 2024
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De Hollywood a los Sagrados Votos: la interesante historia de la Madre Dolores Hart

Washington (Miércoles, 08-05-2013, Gaudium Press) La publicación del libro «El Oído del Corazón: El viaje de una actriz de Hollywood hasta los Sagrados Votos» (The Ear of the Heart: An Actress’ Journey From Hollywood to Holy Vows), publicado por la Ignatius Press el pasado 7 de mayo, ha sido ocasión para que la muy interesante vida de la Madre Dolores Hart sea aún más conocida. El libro es un relato autobiográfico escrito a cuatro manos con Richard DeNeuf, un amigo de la religiosa de larga data.

2.jpgLa hoy Madre Dolores Hart, superiora de la Abadía de Regina Laudis en Bethlehem, Connecticut, EE.UU., no pensaba en absoluto ser religiosa en 1957, fecha en la que comenzó su corta pero afamada carrera como actriz en Hollywood. De 1957 a 1963, el suyo fue uno de los nombres femeninos más reputados del cine, había participado en 10 películas exitosas, desarrolló papeles reconocidos en televisión, las obras de teatro en las que había trabajado le habían granjeado nominaciones a varios de los más importantes premios en el ramo, etc. Pero en 1963… ella decidió entrar al monasterio del que hoy es superiora. Conmoción total en su entorno.

Su jefe, Hal Wallis, tuvo una reacción que resume la de muchos en Hollywood cuando se enteraron de la noticia. «Él quedó chocado, enojado -cuenta la Madre Dolores, en reportaje concedido al National Catholic Register. No lo podía creer. Me envió un mensaje que decía: ‘No te vayas. Si tú haces eso, me aseguraré que nunca vuelvas a trabajar en Hollywood’ «, declara la religiosa entre risas.
El libro sobre su vida está haciendo bastante apostolado. A la Madre se le ha concedido la dispensa de poder salir de su claustro para promocionarlo, por un tiempo.

Santa Clara de Asís, Santa Teresita del Niño Jesús

¿Cómo ocurrió que de la fama pasara al silencio recogido y bendecido de un claustro? Ciertamente su interpretación de Santa Clara en el filme San Francisco de Asís, una película también de éxito, mucho influyó.

«Creo que (…) estar en Asís los cuatro o cinco meses que se tardó en hacer esta película fue una experiencia profundamente penetrante -tener que vivir en los mismos zapatos de Santa Clara y San Francisco- porque Asís no ha cambiado mucho desde que ellos estuvieron allí», expresa la Madre Dolores. Durante el rodaje los niños se le acercaban pidiendo un autógrafo. Ella firmaba Dolores Hart, pero ellos le replicaban: «¡No. Clara!». «No fue fácil convencerlos de que no era Clara». En un hecho curioso, algo similar le ocurrió con Juan XXIII. Durante la filmación ella fue al Vaticano y fue presentada al Papa como Dolores Hart, la actriz que desempeñaba el rol de Santa Clara, pero el Papa insistió en italiano: «¡No; tú eres Clara!».

Mucho la impresionó también durante el rodaje el Cuerpo incorrupto de la Santa de Asís.

«También tuve el gran don de poder ver el cuerpo de Santa Clara, visible en su estado incorrupto. Fue muy conmovedor. No sé si en ese momento me hizo pensar: ‘Oh, yo debería ser una monja’. En todo caso, me hizo apreciar la riqueza del llamado franciscano y darme cuenta también que los benedictinos eran una parte muy importante de la vida de Santa Clara, también, porque, al parecer, tuvo que vivir con ellos durante un cierto tiempo», afirma.

La otrora actriz, ya en vida religiosa, había encontrado su morada, estaba hecha para ello. Su gran dificultad allí adentro fue… el latín: «El mayor reto para mí fue aprender latín. Todavía no lo conozco, y aún tengo que volver atrás y leer y decir: ‘Esto es lo que significa’. No puedo tomar un salmo y leerlo como lo hacen algunas de las novicias. ¡Yo nunca, nunca pude llegar a esas cimas; fallé también con el latín en la escuela!», dice la superiora sonriendo.

Otra persona que marcó su vida fue Santa Teresita del Niño Jesús, de quien tomó su nombre de confirmación: «La encuentro una persona muy valiente (…) Creo que su fe era extraordinaria, y por ello fue hecha doctora de la Iglesia. Es una cosa sorprendente para alguien que parece tan lejos de ese tipo de digno título. Pero ella realmente lo merecía porque mantuvo la fe con una convicción absoluta. Incluso cuando ella no podía creer, incluso cuando estaba en la ‘noche oscura’, ella mantuvo su fuerza de carácter. Creo que su testimonio fue extraordinario».

 

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