Ciudad del Vaticano (Jueves, 09-05-2013, Gaudium Press) «No es posible que una consagrada y un consagrado no «sientan» con la Iglesia», afirmó el Santo Padre Francisco a un grupo de superioras religiosas, el pasado miércoles 08 de mayo. El Papa pronunció estas palabras durante la audiencia concedida a las participantes en la Asamblea General de la Unión Internacional de Superioras Generales.
El papa predicó a las religiosasc ongegadas en el Aula Pablo VI. Foto CNS. |
«Vuestra vocación es un carisma fundamental para el camino de la Iglesia», destacó el Pontífice quien recordó la importancia de la comunión eclesial en la vida de los hombres y mujeres consagrados para el servicio de Dios, quienes deben compartir el «sentir» de la Iglesia. «Un «sentir» con la Iglesia, que nos ha generado en el bautismo, un «sentir» con la Iglesia que encuentra su expresión filial en la fidelidad al Magisterio, en la comunión con los Pastores y el Sucesor de Pedro, Obispo de Roma, signo visible de la unidad», resaltó el Papa.
El Pontífice resumió su predicación a las Superioras en tres puntos fundamentales: «Centralidad de Cristo y de su Evangelio, autoridad como servicio de amor, «sentir» en y con la Madre Iglesia». En el primer aspecto, el Papa recordó la importancia de los tres votos característicos de la vida religiosa, Obediencia, Pobreza y Castidad: «Obediencia como escucha de la voluntad de Dios, en la moción interior del Espíritu Santo refrendada por la Iglesia, aceptando que la obediencia pase también a través de la mediación humana», expuso el Santo Padre. La pobreza que «enseña la solidaridad, el compartir y la caridad, y que también se expresa en una sobriedad y alegría de lo esencial, que pone en guardia ante los ídolos materiales que ofuscan el auténtico sentido de la vida», que además debe ser vivida en el servicio a los más necesitados.
«Y después, la castidad como carisma precioso, que ensancha la libertad del don a Dios y a los demás, con la ternura, la misericordia, la cercanía de Cristo», continuó el Papa Francisco. «La castidad por el Reino de los Cielos muestra cómo la afectividad tiene su lugar en la libertad madura y se convierte en un signo del mundo futuro, para hacer resplandecer siempre el primado de Dios». El Santo Padre recordó que la castidad de las religiosas es fecunda y maternal. «Es importante esta maternidad de la vida consagrada, ¡esta fecundidad! Esta alegría de la fecundidad espiritual anime vuestra existencia, sed madres, como figura de María Madre y de la Iglesia Madre».
El Papa Francisco rechazó a quienes aprovechan su condición de religiosos «como trampolín para sus propios intereses y ambiciones personales», en lugar del verdadero servicio desinteresado que caracteriza su vocación. Estas personas, según el Santo Padre, «hacen un daño grande a la Iglesia».
Finalmente, el Santo Padre agradeció la labor y el testimonio de las religiosas en todo el mundo. «¿Qué sería la Iglesia sin vosotras? ¡Le faltaría maternidad, afecto, ternura! Intuición de Madre», concluyó.
Con información de Vatican Information Service.
Deje su Comentario