Ciudad del Vaticano (Domingo, 12-05-2013, Gaudium Press) «Nos reunimos con alegría para celebrar una fiesta de la santidad. Damos gracias a Dios que ha hecho resplandecer su gloria, la gloria del amor, en los Mártires de Otranto, la Madre Laura Montoya y la Madre María Guadalupe García Zavala», con estas palabras el Papa Francisco inició la homilía de la ceremonia de canonización, la primera de su Pontificiado, que presidió en la mañana de hoy en la Plaza de San Pedro, en el Vaticano.
El ambiente minutos antes de iniciar la primera Ceremonia de Canonización presidida por el Papa Francisco. |
El Santo Padre, quien se dirigió a los miles de fieles presentes en la plaza en italiano y en español, invitó a mirar los modelos de santidad desde tres aspectos que enseñan los nuevos santos: la fidelidad a Jesús, la belleza de llevar a Cristo y su Evangelio, y el testimonio de la caridad.
En este sentido manifestó que Antonio Primaldo y sus compañerons mártires al no renegar de su propia fe y morir en defensa de ella, son un importante testimonio de la fidelidad a Cristo. «¿Dónde encontrar la fuerza para permanecer fieles?», preguntó el Pontífice, quien inmediatamente respondió: «Precisamente en la fe, que nos hace ver más allá de los límintes de nuestra mirada humana, más allá de la vida terrena».
Momento de la veneración de las reliquias de los nuevos santos. |
Luego, refiriéndose a la Madre Laura Montoya, la primera santa reconocida de Colombia, Francisco dijo: «Esta primera santa nacida en la hermosa tierra colombiana nos enseña a ser generosos con Dios, a no vivir la fe solitariamente, como si fuera posible vivir la fe aisladamente, sino a comunicarla, a irradiar la alegría del Evangelio con la palabra y el testimonio de vida allá donde nos encontremos. En cualquier lugar donde estemos, irradiar esa vida del Evangelio. Nos enseña a ver el rostro de Jesús reflejado en el otro, a vencer la indiferencia y el individualismo, que corroe las comunidades cristianas y corroe nuestro propio corazón».
Concluyendo, el Pontífice dijo que tanto la fidelidad de los mártires, como la proclamación del Evangelio, tienen su base «en el amor de Dios», que se hace testimonio desde la caridad humana, que -como manifestó el Pontífice- muy bien vivió la nueva santa mexicana, María Gaudalupe García.
«Esta nueva santa mexicana nos invita a amar como Jesús nos ha amado, y esto conlleva no encerrarse en uno mismo, en los propios problemas, en las propias ideas, en los propios intereses, en ese pequeño mundito que nos hace tanto daño, sino salir e ir al encuentro de quien tiene necesidad de atención, compresión y ayuda, para llevarle la cálida cercanía del amor de Dios, a través de gestos concretos de delicadeza y de afecto sincero y de amor», añadió.
El Papa Francisco saluda a los pregrinos presentes en la Plaza de San Pedro. |
Al iniciar la solemne ceremonia, el Cardenal Angelo Amato, Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, pidió al Papa Franciso la canonización de las dos religiosas latinoamericanas y de los Mártires de Otranto. En la ocasión, también fueron veneradas las reliquias de los nuevos santos.
Concelebraron con el Papa Francisco, el Cardenal Óscar Rodríguez Maradiaga; el Cardenal Rubén Salazar Gómez, Arzobispo de Bogotá; y Mons. Luigi Martella, Obispo de Molfetta, Italia;
Al final de la Eucarístía el Pontífice recitó junto a los miles de fieles el Regina Coeli, saludó a los participantes de la marcha en defensa de la vida que tenía lugar en Roma -y cuyos participantes se hicieron presentes en la Plaza de San Pedro- y saludó con un recorrido en papamóvil a los peregrinos, que procedían principalmente de Italia, Colombia y México.
Gaudium Press / Sonia Trujillo
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