La Paz (Martes, 14-05-2013, Gaudium Press) Como un «problema todavía pendiente en la teología» calificó el sacerdote y teólogo Miguel Manzanera la relación entre la Santísima Virgen y el Espíritu Santo, en un artículo de reflexión difundido el pasado 13 de mayo por Iglesia Viva, el servicio informativo oficial de la Iglesia Católica en Bolivia. El P. Manzanera propone que, más allá de referirse a María como «Esposa del Espíritu Santo», se puede profundizar sobre su su carácter de «inhabitada» por la tercera persona de la Santísima Trinidad y, por tanto, «el icono sacramental más bello del Espíritu Santo».
El sacerdote comenzó su exposición señalando la extendida piedad popular a la Madre de Dios a través de numerosas advocaciones que son interpretadas por «algunos teólogos protestantes» como una «veneración excesiva a la Virgen María». Según el presbítero, es saludable estudiar la figura de la Santísima Virgen y su relación con el Espíritu Santo para descubrir el lugar de veneración que le corresponde en la Iglesia.
El P. Manzanera recordó que «la palabra hebrea para designar al Espíritu es Rúaj, de género femenino» y que Jesucristo no desveló el misterio del Espíritu, sino que prefirió revelar al Padre. En teología, se estudia este «misterio pneumatológico» sin resolver y el teólogo propuso a la Santísima Virgen como una de las figuras clave para su profundización.
«San Francisco de Asís, llevado por su gran amor a la Virgen María, la llama la ‘Esposa del Espíritu Santo’ «, recordó el sacerdote, quien afirmó que una fuerte corriente de devoción a la Virgen se origina en esta invocación. Sin embargo, el P. Manzanera recordó el carácter femenino de la palabra Ruáj en hebreo y arameo y propuso «otra vía» para acercarse a este misterio.
En el relato de la Anunciación en el Evangelio según San Lucas, el ángel saluda a María bajo el título de «Kejaritomene», lo que se traduce como «llena de gracia». «La palabra ‘gracia’ puede entenderse teológicamente como ‘la gracia Increada’ o sea el Espíritu», afirmó el P. Manzanera. «Por lo tanto cabe traducir esa expresión como ‘la inhabitada por la Rúaj Santa’ «.
Esta interpretación es consistente con el dogma de la Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen, explicó el teólogo, que afirma que «desde el primer momento de su existencia estuvo llena de la presencia divina». En el misterio de la Encarnación, «la Rúaj Santa, como la Madre celestial, se une a la Virgen María, la Madre terrenal de Jesús».
El sacerdote concluyó su exposición invitando a aplicar a María las palabras de Jesús referidas al Padre, «Quien me ve a mí, ve al Padre» (Jn 14, 9), a la «inhabitación plena de la Rúaj Santa en María». Por este motivo, aseguró el P. Manzanera, «María puede ser designada como la vía más propicia para conocer a la Rúaj Santa, o sea el icono sacramental más bello del Espíritu Santo».
Con información de Iglesia Viva.
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