La Basílica de San Pablo Extramuros fue construida por Constantino. |
Roma (Jueves, 16-05-2013, Gaudium Press) A más de 10 kilómetros de la Basílica de San Pedro, fuera de las murallas de Roma, y muy cerca a «Le Tre Fontane» -Las Tres Fuentes-, donde San Pablo fue martirizado, se encuentra una de las maravillas de la Ciudad Eterna: La Basílica de San Pablo Extramuros, una de las Basílicas Papales de Roma que miles de peregrinos visitan anualmente.
Construida como una pequeña Basílica en la primera mitad del siglo IV, por deseo de Constantino, sobre el lugar donde se cree, por tradición, se encuentra la Tumba del Apóstol Pablo -quien fue decapitado entre los años 65 y 67 por Nerón, Emperador romano-, la iglesia es la segunda construcción más grande, luego de la Basílica de San Pedro.
Consagrada por le Papa Silvestre en el año 324, el templo fue reformado y ampliado debido al incremento en el número de peregrinos que por entonces llegaban al lugar para venerar al «Apóstol de los gentiles». Es así que entre los años 384 y 395, con los emperadores Teodosio, Valentino II y Arcadio, la Basílica es reformada y ampliada.
Con el paso de los años, los Papas embellecen la Basílica añadiéndole importantes obras arquitectónicas y artísticas, como es la fortificación levantada contra las invaciones de finales del siglo IX, así como la puerta bizantina del mismo siglo, el campanario, el Claustro de los Vassalletto, los mosaicos de la fachada de Pietro Cavallini y el imponente Candelabro Pascual de Nicola d`Angelo y Pietro Vasalletto, que está decorado con bajorrelieves de estilo románico, mide aproximadamente 6 metros de altura y sostine cada año el Cirio Pascual.
El incendio de 1823
Una tragedia marcó la historia de la Basílica de San Pablo Extramuros: el incendio ocurrido el 15 de julio de 1823 que destruyó gran parte del único testimonio entonces presente de épocas anteriores.
Pero gracias al interés histórico que la iglesia tenía, así como el gran valor espiritual, muy pronto se logró su restauración con gran parte de los elementos que se salvaron tras la conflagración. Algunos años después, en el 1849, el Papa Gregorio XVI consagra el altar de la Confesión.
Candelabro Pascual de Nicola d`Angelo y Pietro Vasalletto. |
Las reformas continúan y en el año 1928 es añadido el pórtico con las 150 columnas. Hoy la Basílica es todo un complejo extra territorial que es administrado por un Arcipreste, según quedó determinado en el «Motu proprio» del Papa Emérito Benedicto XVI del 30 de mayo de 2005. El complejo también cuenta con una antiquísima abadía benedictina que fue edificada contigua a la Tumba del Apóstol Pablo por el Papa Gregorio II.
Es tal su belleza, que la Basílica fue incluida en el año 1990 en la lista del Patrimonio de la Humanidad en Europa.
Su festividad principal ocurre el 25 de enero, cuando se conmemora la conversión de San Pablo.
Las cadenas de San Pablo
Entre la Tumba de San Pablo -donde miles de peregrinos acuden cada año para pedir la intercesión del Apóstol- y el Altar Papal, la Basílica guarda un tesoro inmaterial y espiritual: las cadenas del Santo Apóstol.
Cadenas y Tumba de San Pablo. |
Una antiquísima tradición dice que nueve eslabones, que hoy están conservados en un relicario de bronce dorado, eran parte de la cadena con la que San Pablo permaneció detenido mientras vivió su cautiverio en Roma antes de ser decapitado.
Las cadenas, que permanecen visibles para quienes visiten la Basílica, hoy son una importante reliquia que conserva el complejo Papal.
Con información de basilicasanpaolo.org
Fotos: Gaudium Press / Sonia Trujillo
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