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Novo Hamburgo (Martes, 21-05-2013, Gaudium Press) Mons. Zeno Hastenteufel, obispo diocesano de la ciudad de Novo Hamburgo, en el estado de Río Grande del Sur, Brasil, reflexionó en su más reciente artículo sobre la Fiesta de Pentecostés. Al inicio del texto, el prelado dijo que desde tiempos muy remotos la Iglesia celebra en el tercer domingo del mes de mayo la segunda mayor fiesta litúrgica del año: la solemnidad que recuerda la venida del Espíritu Santo sobre los apóstoles que estaban en el cenáculo, reunidos en oración, con María, la madre de Jesús.
De acuerdo con el obispo, la palabra Pentecostés se refiere a los 50 días desde la memorable noche de Pascua, en que la Iglesia celebra la Resurrección del Señor. «Después de la alegría pascual, viene el Espíritu Santo, que nos fue prometido, para hacernos comprender toda esta obra extraordinaria realizada por Jesucristo, el Hijo de Dios vivo que vino para salvarnos».
Mons. Zeno recordó también que la lectura de los Hechos de los Apóstoles, que oímos en la misa del domingo pasado, nos mostró que, en aquel día de pentecostés, los discípulos estaban todos reunidos en el mismo lugar. Oyeron entonces un ruido como si fuese el soplar de un viento muy fuerte, que llenó la casa donde estaban. Después, recuerda el prelado, lenguas de fuego se reparten y posan sobre cada uno de ellos y todos quedan entonces llenos del Espíritu Santo. Luego en seguida, ocurre el fenómeno de las lenguas, en que todos entienden lo que los apóstoles hablaban.
«Para nosotros interesa destacar que aquellos apóstoles, antes tan tímidos y a veces hasta cobardes, ahora abren puertas y ventanas y hablan para una multitud de 3 mil personas. Y el primero en tomar la palabra es Pedro, precisamente aquel, que había sido nombrado coordinador de los apóstoles, pero también aquel que pasó por la vergüenza de la tríplice negación, en aquella noche en que comenzaba la agonía del Señor», resalta.
Por último, el obispo también resalta que después de la venida del Espíritu Santo, Pedro habla con entusiasmo, da su testimonio de fe y anuncia al Cristo vivo y resucitado. Y él discípulo arremata diciendo: «Nosotros somos testigos de todas estas cosas». Mons. Zeno destaca que el Espíritu Santo estaba realmente transformando aquellos hombres, antes tan miedosos, pero ahora llenos de coraje y convicción, y allí nacía la Iglesia, a la luz del Espíritu Santo, y con anuncio firme y decidido de los apóstoles.
Todavía según el prelado, los discípulos sabían a quien estaban anunciando y, más para el final de aquel capítulo de los Hechos, el pueblo pregunta: «¿Y qué nosotros debemos hacer»? Una vez más es Pedro quien responde: «Hermanos, convertíos y cada uno de vosotros sea bautizado, en nombre de Jesucristo, para el perdón de los pecados».
«Pentecostés es la gran fiesta del Espíritu Santo. Es el día en que nosotros conmemoramos el inicio de la predicación de la Iglesia. Es el punto de partida para una historia que ya está cumpliendo 2 mil años de vida misionera y de testimonio del Resucitado», concluye. (FB)
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