París (Miércoles, 22-05-2013, Gaudium Press) En la Catedral de Notre Dame en París, Francia, se llevó a cabo en la noche del pasado 21 de mayo la Cuarta Vigilia por la Vida, un evento de oración anual que exaltó el valor de la vida en el mismo día en que la trágica noticia de un suicidio ocurrido dentro de este importante templo recorrió el mundo. Antes del encuentro se celebró una Eucaristía de reparación por el trágico hecho, presidida por el Obispo Auxiliar de París, Mons. Jérôme Beau, y a la que asistieron el Arcipreste- Rector de la Catedral, Mons. Patrick Jacquin y varios sacerdotes, según informó un comunicado oficial.
El Cardenal André Ving-Trois, Arzobispo de París, presidió la Vigilia. Foto: Yannick Boschat / Diocèse de Paris. |
Servidores de la vida
«Somos servidores de la vida, somos testigos del Evangelio de la Vida», expresó el Cardenal André Ving-Trois, Arzobispo de París, en su homilía durante la Vigilia de Oración por la Vida. Esta vocación es asumida «en la medida en que optamos por seguir el camino de Cristo, el Buen Pastor que da su vida por sus ovejas». En contradicción a la actitud cristiana, están los «malos pastores», quienes vienen «a robar, matar y destruir».
El Arzobispo recordó que la fuente verdadera de la vida está en Cristo y el sacrificio que Él asumió por toda la humanidad. «Dios está comprometido con la vida de los hombres», explicó. En el encuentro con Cristo, los católicos obtienen la vida en abundancia.
Sobre la acción de los fieles en favor de la vida, el Cardenal Ving-Trois destacó que «hay muchas maneras de apoyar la vida, pero hay una manera de servir a la vida». El purpurado propuso a los presentes «abrir nuestra propia vida por la vida de otros, abrir nuestro corazón por el amor de nuestros hermanos, que el amor transforme nuestras vidas para que realmente se convierta en una fuente de vida para todos».
La Vigilia se ha venido realizando en los últimos años por voluntad de los Obispos para «significar su compromiso con la cultura de la vida y ayudar a todos los cristianos a involucrarse de lleno», según comentó previamente el Obispo Auxiliar Mons. Eric de Moulins-Beaufort. «Todos estamos sujetos a las tentaciones del progreso técnico y no hay que perder una comprensión cada vez más profunda de que la vida es una realidad que viene de lo alto. ¡Esto es un favor que hay pedir!»
Sobre la actualidad de la jornada, que incluyó una oración de compromiso con el respeto y la defensa de la vida humana en toda circunstancia, el Obispo expresó los nuevos retos que debe enfrentar la oración y la acción cristianas. «Las noticias están dominadas por los debates sobre la autorización de la investigación con embriones, el «matrimonio para todos» y los proyectos de ley que regulan el final de la vida». El prelado afirmó que, después de las manifestaciones públicas sobre estas materias, sigue un trabajo «más interior, más libre, más humilde. (…) El poder de la oración debe primero convertir nuestros corazones, para que siempre consideremos la vida como un don».
Purificar la Catedral y el corazón
En el comienzo de la Vigilia, el Cardenal Ving-Trois se refirió al trágico hecho acaecido en las horas de la tarde. «Se purificó la Catedral con la celebración de la Eucaristía, el Cuerpo y la Sangre de Cristo. Pero más que la Catedral, es el corazón el que debe ser purificado». El Cardenal rechazó el uso de la violencia, «que sólo produce más violencia y muerte» y pidió el respeto de la vida de todas las personas.
«Nunca ningún tipo de violencia (..) que afecte al niño inocente que está llamado a nacer, o al viejo abandonado que desea morir, que llegue a nuestros oponentes o a nosotros mismos, representa jamás un avance para el ser humano en el conocimiento del bien y su voluntad de hacerlo», expresó el Arzobispo.
Con información de Catedral de Notre Dame y Arquidiócesis de París.
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