Londres (Jueves, 22-05-2013, Gaudium Press) En una conferencia impartida con motivo de la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales celebrada en Londres el pasado 17 de mayo, el asesor de comunicaciones de la Secretaría de Estado de la Santa Sede, Greg Burke, comentó varios indicios previos a la renuncia de Benedicto XVI que permiten pensar que había un cierto conocimiento de la decisión del Papa antes de su inesperado anuncio público.
Greg Burke, asesor de comunicaciones de la Secretaría de Estado de la Santa Sede. Foto: Iglesia en Inglaterra y Gales. |
El primero de ellos, que no despertó una sospecha real en el comunicador, fue la noticia de que las religiosas contemplativas que vivían en el monasterio Mater Ecclesiae dentro del Vaticano ya no residían en ese lugar en el mes de septiembre. El recinto fue adecuado por voluntad de Benedicto XVI para ser su propia residencia después de su renuncia, pero este propósito era desconocido.
¿Una fecha conocida de antemano?
El segundo indicio es, en cambio, más revelador, puesto que significaría un conocimiento previo por parte de la Secretaría de Estado de la Santa Sede, para la cual trabaja Burke, de la decisión del Papa y la fecha en la cual haría el anuncio que sorprendió al mundo.
«Yo trabajaba desde junio y pensé tomar unas vacaciones», relató el periodista. «Así que puse en una proposición que me gustaría viajar a California la primera semana de febrero, que volaría de regreso el día 10 y estaría de vuelta en el trabajo el día 11». Ese día, 11 de febrero, fue la fecha en la cual el Papa emérito comunicó la decisión de su renuncia, que sería efectiva en la noche del día 28 de ese mismo mes.
La solicitud de autorización de Burke pasó sin problema a través de la primera cadena de mando, pero luego el Sustituto, Mons. Angelo Becciu, respondió a la comunicación. «Pensé que solo diría que estaba aprobado y que podía comprar mis tiquetes, pero obtuve una nota de respuesta que decía ¿Por qué no regresa mejor el día 6 o el 7?»
El periodista supuso que, aunque era extraña la respuesta, algún nombramiento importante tendría lugar en esas fechas. Sin embargo, otra sorpresa le esperaba el domingo 10 de febrero, un día antes de la renuncia de Benedicto XVI. Nuevamente, Mons. Becciu se comunicó con él. El Arzobispo «nunca me llama al teléfono celular», comentó Burke, quien manifestó que se sintió extrañado por el hecho. «Me llamó a casa el domingo y me dijo «¿Puede por favor venir a verme mañana en la mañana, temprano?»», relató.
«Cuando lo vi ese día en el pasillo me dijo «Nos vamos a reunir abajo, en mi apartamento» yo pensé: «¡Me han despedido!»», recordó Burke, quien desató con este comentario las risas en su auditorio. «Fue esa mañana cuando hablamos y el Padre Lombardi tenía el periódico en su mano y nos dio la noticia, que había sucedido sólo un par de horas atrás».
Este relato deja entrever el ambiente de discreta preparación en los círculos más cercanos a Benedicto XVI para la que sería la noticia más importante para la Iglesia, y la cual tuvo en vilo a la opinión pública mundial hasta la elección del Santo Padre Francisco, exactamente treinta días después del anuncio del 11 de febrero.
Greg Burke trató en su conferencia otros aspectos de la integración de los medios de comunicación de la Santa Sede, la relación del Santo Padre Francisco con los medios de comunicación y el ingreso de la Iglesia a las nuevas tecnologías.
Con información del Departamento Comunicaciones de Iglesia en Inglaterra y Gales.
Gaudium Press / Miguel Farías.
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