Oswiecim (Miércoles, 29-05-2013, Gaudium Press) Con una oración en el «Muro de la Muerte», una ofrenda floral en la celda de San Maximiliano Kolbe, una Eucaristía y la proyección de la película «Cristiada» se llevó a cabo en Polonia la «Sesión Kolbiana», un evento que conmemora el ingreso del Santo en el campo de concentración de Auswitch-Birkenau el 28 de mayo de 1941, lugar donde daría su vida unos meses después.
San Maximiliano Kolbe. |
En su edición número 32, el tema de reflexión de la jornada fue la «Escuela de Vida Kolbiana». El evento profundizó sobre el testimonio de caridad cristiana y martirio del sacerdote polaco, ampliamente reconocido por su intenso fervor mariano y su gran apostolado en los medios de comunicación de la época. «Es un camino que conduce a la felicidad», comentó a la agencia KAI el P. Jacek P?dziwiatr, quien trabaja en una emisora diocesana. «La vía de S. Maximiliano, especialmente aquí en el campo de concentración, es la de un hombre que une su sombra a la sombra de Jesús».
La «sombra» a la que se refiere el P. Jacek no es otra que el martirio, que San Maximiliano eligió para salvar la vida de un hombre desconocido. «Su acción, lo que hizo en el campo, ofreciendo su vida por un padre de familia, no era un acto único, un solo impulso del corazón», comentó el sacerdote Piotr Cuber, Franciscano y Rector del Monasterio de Harmeze. «Más bien era una consecuencia de su vida que se vivía de esa y no de otra manera».
El desconocido, Francis Gajowniczka, fue seleccionado al azar para morir de hambre por la fuga de unos prisioneros. Al quejarse de no poder volver a ver y cuidar de su esposa e hijos, San Maximiliano ofreció dar la vida en su lugar. Por este motivo fue encerrado con otros reclusos, a quienes animó en la fe hasta su muerte, quedando él vivo aún a pesar de la falta de alimento. Los soldados, al encontrarlo con vida, le inyectaron una sustancia venenosa el 14 de agosto de 1941. Fue beatificado por el Papa Pablo VI en 1971, y canonizado por el Beato Juan Pablo II el 10 de octubre 1982.
Sobre la interpretación que el hombre de hoy puede hacer del testimonio de San Maximiliano Kolbe, el periodista Thomas Terlikowski comentó que sólo se puede comprender a este misterio desde la perspectiva de la fe. «No se puede decir que haya sido un gran hombre, separándolo de la santidad. Tienes que elegir: o bien la locura del P. Kolbe lo llevó a su final, o lo hizo su santidad», expresó. «No es necesario construir aquí una explicación secular para la acción, porque no existe. Sólo tiene sentido si se es cristiano. Esa es la pregunta principal que usted debería hacerse».
La felicidad de San Maximiliano Kolbe, visible aún en sus días de cautiverio según relatan los testigos, es un signo de contradicción para quienes se acercan al Santo. «Es difícild e creer. Pero esta felicidad estaba en su cara cuando los guardias no le permitían mirar a los ojos, y los presos percibían la dignidad de su rostro», comentó el P. Cuber. Es un «desafío a la fe racional».
Con información de Agencia KAI.
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