Ciudad del Vaticano (Miércoles, 06-06-2013, Gaudium Press) En la homilía proferida ayer durante la Celebración Eucarística que diariamente oficia en la Casa Santa Marta, el Papa Francisco hizo comentarios a propósito de la primera lectura de la Misa.
Él trató, entonces de la historia de Tobit y Sara. Ambos fueron colocados en situaciones dramáticas: Tobit queda ciego, colocando en riesgo la propia vida. Sara se casa con siete hombres que mueren en la noche de nupcias.
Tobit y Sara se lamentan, pero no blasfeman: «Lamentarse delante de Dios no es un pecado. El Señor oye, escucha nuestras lamentaciones», comenta el Papa.
Recordemos a Job, recomendó el Santo Padre, él lamentó: ‘Maldito el día en que vine al mundo…’. Y también pensemos en Jeremías, en su capítulo 20: ‘Maldito el día…’.
«Se lamentan inclusive con una maldición, pero no al Señor, sino a aquella situación».
Eso es humano, enseñó el Papa. Hay tantas situaciones trágicas, como niños desnutridos, refugiados, enfermos terminales. Pero a esas personas debemos pensar con nuestra carne, con nuestro corazón; y no de manera académica, con las estadísticas, pero sí humana. En esos casos, es preciso hacer lo que dice Jesús, o sea, rezar:
«Rezar por ellas. Ellas deben entrar en mi corazón, deben ser una inquietud para mí: mi hermano sufre, mi hermana sufre. Es ese…el misterio de la comunión de los Santos: rezar al Señor. Rezar, permítanme decir, con la carne: que nuestra carne rece. No con las ideas. Rezar con el corazón».
«Recemos para que nuestra oración llegue y sea un poco de esperanza para todos nosotros», concluyó el Papa Francisco. (JSG)
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