Roma (Jueves, 06-06-2013, Gaudium Press) El Presidente del Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización, Mons. Rino Fisichella, comentó su preocupación sobre los nocivos efectos del relativismo en la transmisión de la fe en los niveles comunitario y familiar, esenciales para la Nueva Evangelización. «Nosotros somos creyentes pero en nuestras comunidades no se transmite ya la identidad cristiana como la identidad de evangelizadores», alertó el Arzobispo.
Mons. Rino Fisichella, Presidente del Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización. Foto: Annus Fidei. |
Sus declaraciones, ofrecidas en una entrevista a la agencia Zenit en la Universidad de la Santa Cruz el pasado 31 de mayo, destacan varios desafíos serios que debe enfrentar la Iglesia universal. «El gran problema hoy es este: nos encontramos en un momento histórico en el que se interrumpió la transmisión de la fe», afirmó Mons. Fisichella.
Para el prelado, una de las causas más importantes de este problema es el avance del relativismo. «Seguramente uno de los motivos es el no creer más que nuestra religión sea la verdadera. Si no hay ya una relación con la verdad, ¿por qué tengo que ir a donde está otra persona y decirle que esto es bello? Porque nos dirá: ‘Él es musulmán, aquel es budista, cada uno tiene una propia cultura'», explicó.
Prescindir de la Iglesia es destruir el cristianismo
El Presidente del Pontificio Consejo advirtió que la cultura actual concibe las religiones como un «supermercado» de donde cada quien toma lo que necesita, y esto contradice la veracidad y autenticidad del cristianismo. «Porque no creemos más, ha decrecido la transmisión, la dimensión de la verdad; en la catequesis no se habla más del valor intrínseco de la fe, motivo por el cual cada uno piensa tener fe prescindiendo de la Iglesia», advirtió el prelado.
Prescindir de la Iglesia tiene un efecto devastador en la fe misma, según alertó Mons. Fisichella: «Esa dimensión individualista que la sociedad y la cultura hoy me da, la asumo también en el fenómeno del cristianismo, lo que significa la destrucción del cristianismo mismo. ¿Por qué? Porque el cristianismo es un fenómeno comunitario y no individual como tal».
El Arzobispo hizo entonces un llamado a los católicos a tomar conciencia de esta situación y fomentar la pertenencia de los creyentes a la Iglesia. «Tenemos necesidad de reencontrarnos con nosotros mismos, o sea redescubrir nuestra identidad y el sentido de pertenecer a una comunidad, a la Iglesia. Esto a mi juicio es fundamental».
Mons Fisichella recordó finalmente que los católicos tienen la obligación de ser evangelizadores y de salir al encuentro del hombre de hoy, llevando la fe a los lugares en los cuales se desenvuelve la vida cotidiana de quienes se han alejado de Dios.
Con información de Agencia Zenit.
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