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Ciudad del Vaticano (Lunes, 10-06-2013, Gaudium Press) El Santo Padre Francisco dedicó su predicación del Ángelus del pasado domingo 09 de junio a la devoción al Sagrado Corazón de Jesús, cuya fiesta litúrgica se celebró en muchos países el primer viernes del mes de junio. «La piedad popular valora mucho los símbolos, y el Corazón de Jesús es el símbolo por excelencia de la misericordia de Dios», explicó el Papa. «Pero no es un símbolo imaginario, es un símbolo real, que representa el centro, la fuente de la que ha brotado la salvación para toda la humanidad».
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| El Santo Padre Francisco se dirige a los fieles durante el rezo del Ángelus. Foto: Centro Televisivo Vaticano. |
El Pontífice recordó el relato evangélico de la crucifixión de Cristo, cuando tras su muerte el soldado atravesó su costado con la lanza y su corazón brotaron sangre y agua. «Juan reconoció en aquel signo, aparentemente casual, el cumplimiento de las profecías: del corazón de Jesús, Cordero inmolado sobre la cruz, brotan el perdón y la vida», afirmó el Santo Padre.
El Papa Francisco relacionó la lectura del Evangelio del día domingo con la devoción, ya que relata cómo Jesús tuvo misericordia de una madre y resucitó a su hijo. «Al verla, el Señor se conmovió. Esta «compasión» es el amor de Dios por el hombre, es la misericordia, o sea la actitud de Dios en contacto con la miseria humana, con nuestra indigencia, nuestro sufrimiento, nuestra angustia», explicó el Pontífice. «El término bíblico «compasión» recuerda las entrañas maternas: la madre, efectivamente, siente de una forma que es sólo suya el dolor de los hijos. Así nos ama Dios, dice la Escritura».
«Y ¿cuál es el fruto de este amor, de esta misericordia?», cuestionó el Papa. «Es la vida! (…) La misericordia de Dios da vida al hombre, lo resucita de la muerte». Por este motivo, el Santo Padre exhortó a los creyentes a confiar en la misericordia de Dios. «¡No tengamos miedo de acercarnos a Él! ¡Tiene un corazón misericordioso! Si le enseñamos nuestras heridas interiores, nuestros pecados, nos perdona siempre. ¡Es pura misericordia!», concluyó.
Con información de Vatican Information Service.
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