Nequén (Miércoles, 12-06-2013, Gaudium Press) El Obispo de Neuquén, Argentina, Mons. Virginio D. Bressanelli, continúa una larga batalla para salvar la vida de Marcelo Diez, un hombre que se encuentra en estado vegetativo y a quien se le pretende suspender la administración de alimentos e hidratación por solicitud de sus hermanas. El pasado 11 de junio, el prelado reafirmó su solicitud de permitirle a la Iglesia hacerse cargo de sus cuidados, para salvar su vida. «Estamos hablando de un hecho que nos duele a todos, y que es una vida, y la vida de todos merece ser defendida», aseguró.
Mons. Virginio D. Bressanelli, Obispo de Neuquén. |
La preocupación del Obispo por el caso, similar al de la lamentable muerte de Terri Schiavo en Estados Unidos en 2005, se ha manifestado claramente desde agosto de 2012, cuando el prelado aclaró la postura de la Iglesia ante la controversia desatada por la petición de las hermanas del enfermo. «A Marcelo se le garantiza solamente alimentación e hidratación enteral, y el confort básico que le asegure, dentro de su cuadro, la calidad de vida digna que merece todo ser humano (higiene, afecto, atención espiritual)», aclaró Mons. Bressanelli en ese primer comunicado. «Quitarle las atenciones que hoy se le brindan lo condenaría a una muerte atroz. Eso configuraría una eutanasia por omisión y un delito por abandono de persona».
Según informó el prelado, Marcelo Diez no permanece postrado en cama por su condición, sino que se le hace participar de los espacios comunes, se le pasea en silla de ruedas y se le reproduce música, estímulos ante los cuales parece tener algunas reacciones. «Tiene una serie de actos que más bien parecen dirigidos, no simplemente reflejos condicionados», comentó el Obispo en su reciente alocución. «Creemos que su vida debe ser respetada hasta que se apague naturalmente. Mantenemos el pedido que hemos hecho, con mucho respeto, pero lo mantenemos».
La Iglesia se compromete con la vida del paciente
El pedido al que hizo referencia fue hecho formalmente el pasado 02 de mayo, cuando Mons. Bressanelli demostró un compromiso pastoral más allá de la defensa doctrinal en torno al caso. «Como Iglesia Neuquina, pedimos a sus familiares que nos confíen a Marcelo para que, junto a LUNCEC (Lucha Neuquina contra el Cáncer), cuidemos de su persona y de su vida, hasta que su curso en esta tierra se cierre naturalmente».
El Obispo ha sido constante en su consideración por la familia del enfermo, pero manifestó claramente por qué motivo no se debería atender a la voluntad de las hermanas del paciente. «Yo entiendo que siempre hay que respetar a las personas, y las hermanas merecen el máximo respeto» expresó el prelado. «Pero aquí está involucrada una realidad que va más allá de lo que es la situación personal de ellas: hay una tercera persona, que es Marcelo Diez, y él también tiene sus derechos».
Además, Mons. Bressanelli alertó sobre la posibilidad de que la decisión sobre la supervivencia de Diez se transforme en un precedente que afecte a muchos otros enfermos en situaciones similares. «De esa forma no está involucrado sólo el bien individual de las hermanas, sino también el bien de todos, bien común. Comprendo la realidad de las hermanas, y estamos hablando de un hecho que nos duele a todos, y que es una vida, y la vida de todos merece ser defendida. En este sentido, no sólo tenemos derechos, sino también el deber de defenderla», concluyó.
La vida de Marcelo Diez pende actualmente de un recurso de apelación ante el Tribunal Superior de Justicia de Neuquén, después de que la Sala Civil de ese mismo tribunal dejó en libertad a la familia del paciente para cesar el soporte vital del enfermo.
Con información de AICA.
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