Damasco, Siria (Jueves, 20-06-2013, Gaudium Press) En una villa al norte de Aleppo, el Padre Hanna, un franciscano, toca las campanas todos los días para mostrar a los fieles que él está allá para ellos. Monjas, padres y voluntarios son ahora un punto de referencia, de amor y esperanza, para los cristianos dilacerados por la guerra.
«El Padre Hanna -dice el obispo local- como otros padres en todo el país, se tornó un punto de referencia para la comunidad. Las personas lo respetan y aprecian su simple presencia, porque él decidió quedarse, en un momento en que todo el mundo está intentando escapar. Durante esos meses, los rebeldes islamitas repetidamente ordenaron la retirada de las campanas (…). Con la ayuda de la población, entretanto, el joven franciscano resistió, él no tiene miedo y continúa trayendo ayuda, comida a los pobres, visitando a los jóvenes enfermos y ancianos».
Mons. Zenari, Nuncio Apostólico de Damasco, que está en Roma para la 86ª Asamblea de la ROACO (Reunión de las Obras para ayudar a las Iglesias Orientales) con el tema «La situación de los cristianos e iglesias en Egipto, Irak, Siria y Tierra Santa», dijo: «La verdadera victoria no es vencer la guerra, sino la paz». En Damasco, Aleppo, Homs y otras ciudades, las Hermanas del Buen Pastor prestan asistencia continua a los desplazados, trayendo ropas limpias, comida y palabras de conforto». (RMDC)
Con informaciones de AsiaNews.
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