Baltimore (Lunes, 24-06-2013, Gaudium Press) Una fuerte exigencia de respeto a la libertad religiosa, que debe extenderse a todos los aspectos de la vida y a todas las dimensiones del trabajo de la Iglesia, realizó el pasado 21 de junio el Arzobispo de Baltimore, Estados Unidos, Mons. William Lori. «Al poner en peligro la libertad religiosa, todos los derechos humanos están en riesgo», afirmó.
Mons. William Lori, Arzobispo de Baltimore, Secretario del Comité Ad Hoc para la Libertad Religiosa de la USCCB. Foto: The Catholic Review. |
Esta idea de la protección de la libertad religiosa fue el centro de la predicación del Arzobispo en la Eucaristía inaugural de la Quincena por la Libertad en Estados unidos (ver noticia anterior). «El derecho a la vida, la libertad de religión, la libertad de expresión y de asociación están vinculados, explicó el prelado, «y estos derechos no nos han sido concedidos por el Estado sino por el Creador».
Ante varias iniciativas gubernamentales que han despertado gran preocupación en la Iglesia, Mons. Lori exigió no restringir la libertad religiosa al ámbito privado o solamente a las expresiones de culto, ya que la vida cristiana no está dividida. Según Mons. Lori, no existe «un división «de culto y fe» por una parte y una división «de servicio» por otra. Lo que creemos y cómo rendimos culto da lugar al servicio público».
La Iglesia en Estados Unidos ha insistido en esta realidad debido al intento gubernamental de considerar como «no religiosas» instituciones de educación, asistencia social, salud, entre otras organizaciones inspiradas en la fe y doctrina católicas, para obligarlas a cumplir un mandato que impone la financiación de productos y servicios calificados como gravemente inmorales por la Iglesia dentro de la cobertura de salud para los empleados. De igual forma se desconoce la libertad religiosa de los empresarios católicos, obligados a cumplir la misma normativa.
Esta separación de las dimensiones de la práctica de la fe fue claramente rechazada por el Arzobispo: «No es una sorpresa que nos estremezcamos, no sorprende que reaccionemos tan fuertemente cuando la autoridad gubernamental intenta desmenuzar nuestra Iglesia». En este intento, «El César está tomando lo que es de Dios».
El aporte de la fe católica en la sociedad
Como contradicción a estas presiones, que se suman a otras amenazas como los obstáculos para la asistencia de inmigrantes, la exclusión de la financiación pública a agencias católicas por su rechazo al aborto y la imposición de las leyes que pretenden redefinir el matrimonio y la familia, el Arzobispo señaló el gran aporte que la fe significa para el bienestar de la sociedad.
«A través de la fe entendemos que cada persona está llamada a compartir la vida de Dios», explicó Mons. Lori. «A través de la fe vemos más eficazmente lo que debería ser una sociedad humana verdaderamente justa y recibimos la fuerza que necesitamos para construir una verdadera civilización de la verdad y el amor».
La participación de la Iglesia en la consecución del bien común no se expresa solamente en la enorme labor social de asistencia humanitaria, salud y educación, predicó el prelado, sino en su «testimonio de Cristo Jesús, su testimonio de esas verdades morales y esos valores sin los cuales no puede florecer una democracia».
Finalmente, Mons. Lori llamó la atención sobre la urgente necesidad de proteger la libertad religiosa no ?olo en Estados Unidos sino en el resto del mundo. «Seguimos viviendo en una era de mártires», alertó el Arzobispo «cuando los creyentes son torturados y asesinados porque son creyentes en lugares como Irán, Irak, China y Nigeria».
Ante esta situación, el también Secretario del Comité Ad Hoc para la Libertad Religiosa de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos (USCCB) motivó a los católicos a trabajar con mayor compromiso. «Mantengamos la llama de la fe y la llama de la libertad ardiendo brillantes no sólo para nuestros hijos y los hijos de nuestros hijos», concluyó, «sino también por el bien de esos creyentes perseguidos que ven en nuestra forma de gobierno y en nuestra gran tierra un faro de esperanza».
Con información de CNA.
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