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Cardenal Arzobispo de Madrid habla sobre Acuerdos Iglesia-Estado

Madrid (Lunes, 24-06-2013, gaudium Press) Una importante representación de la Iglesia y de la sociedad madrileña escuchó al Arzobispo de Madrid y presidente de la Conferencia Episcopal Española, el Cardenal Antonio María Rouco Varela, durante su intervención sobre los Acuerdos Iglesia-Estado en el Forum Europa realizado en el Hotel Ritz de Madrid.

El Cardenal Arzobispo emérito de Sevilla, Fray Carlos Amigo Vallejo, OFM, el Arzobispo castrense de España, Mons. Juan del Río, el Obispo auxiliar de Madrid y secretario general de la Conferencia Episcopal Española, Mons. Juan Antonio Martínez Camino, S.J., los Vicarios episcopales de Madrid, Mons. Joaquín Martín Abad y D. Alfonso Lozano, el Vicario para el Opus Dei, y sacerdotes que laboran en la Conferencia Episcopal o en la Curia de Madrid acompañaron al Cardenal, al igual que la Delegada del Gobierno en Madrid, Dña. Cristina Cifuentes, el ex-Alcalde de Madrid, D. José María Alvarez del Manzano, y los periodistas José Luis Restán, José Francisco Serrano Oceja, y otros, así como integrantes de varias realidades apostólicas y la secretaria de la Provincia eclesiástica de Madrid, Sor María Rosa de la Cierva y Hoces.

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Según informa la Oficina de medios de comunicación social del arzobispado de Madrid el Cardenal Rouco Varela ha recordado que las relaciones Iglesia-Estado «tocan un problema del hombre». Y que, en España, han seguido «una línea continua de fondo de su historia». A continuación, ha presentado los cinco acuerdos que existen en estos momentos entre la Iglesia y el Estado español, especificando los cuatro últimos: acuerdos jurídicos, referentes a la libertad de la Iglesia; de Enseñanza y actividades culturales; de Financiación, y de asistencia a las Fuerzas Armadas.

En este sentido, ha insistido en el Derecho a la educación, que está contemplado y desarrollado ampliamente en la Constitución española. Del mismo, ha destacado que todos los niños tienen derecho a la educación, y los padres lo tienen a la formación religiosa y moral de los niños, y a elegir el centro en el que quieren que sus hijos estudien. Para el Cardenal, recibir la asignatura de Religión «no debería implicar una discriminación» para los alumnos que la cursen. Sin embargo, ha comentado el hecho de que los padres, obligatoriamente, tengan que elegir cada año la asignatura de Religión para que la cursen sus hijos. Se trata, ha dicho, de una exigencia desconocida en Europa. «Hay que superarla o corregirla», ha señalado, apuntando que lo ideal sería que «los padres inscriban sólo una vez a sus hijos en la asignatura y mientras no revoquen su decisión». Además, ha planteado la necesidad de facilitar la libre elección de los centros por parte de los padres, reconocida en la Constitución.

Preguntado por las relaciones con el Gobierno, el Purpurado ha reconocido que son «normales y fluidas», lo cual no significa que no haya temas pendientes, como «la cuestión del derecho a la libertad en el campo de la educación, sobre todo en relación con la asignatura de la Religión y Moral católica. También es evidente que está pendiente que nuestra visión del bien del derecho a la vida y el bien de la familia pueda ser mejor tratada y contemplada en la legislación revisada. Es verdad que estos temas de magisterio moral o espiritual no entran, de forma expresa, dentro del marco jurídico de las relaciones Iglesia-Estado, que se mueven siempre en las relaciones institucionales… Pero no determinan, ni mucho menos condicionan al Estado por obligación contractual, a una determinada política. Lo que pide la iglesia en este campo es libertad para ejercer su magisterio, para que los fieles que pertenecen a ella puedan moverse libremente y puedan influir en el desarrollo de la realidad social ….».

Ha explicado que «el Concilio Vaticano II fue muy decisivo en este aspecto. Ha establecido que se instaure la libertad religiosa, la no necesidad de la confesionalidad del Estado. Lo ve como una situación de excepción que tiene que respetar y garantizar el ejercicio del derecho a la libertad religiosa. Y también la permisión de la misión de la Iglesia con respecto a las realidades sociales, políticas y religiosas, como una libertad en la que ella puede ejercer su magisterio… La Iglesia no aspira a otra cosa que poder ejercer con libertad su misión, y que la comunidad católica sea capaz de ayudar a que la legislación en estas materias mejore de una forma honda y profunda».

Conversión de las conciencias

En cuanto a la corrupción existente, ha confesado que la Iglesia «probablemente tenga que hacer mucho más. Nos movemos en ese terreno donde el pecado funciona de forma extendida en una situación en que la conversión de las conciencias es necesaria. Esa es la tarea de la Iglesia siempre». En este sentido, ha recordado una frase de Pío XII a finales de los años 40: se ha perdido la conciencia del pecado. Y, cuando se pierde, todo pasa». «Hay que volver a recuperarla, y buscar el camino de la conversión» ha asegurado.

Preguntado por la reforma de la ley del aborto, ha explicado que «en el derecho a la vida hay un largo camino por recorrer, y más pronto se recorra mejor. Es bueno que se haga, y cuanto antes mejor, porque está el derecho a la vida de muchos inocentes: cada año más inocentes sufren las consecuencias. Urge hacerlo».

 

 

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