Roma (Miércoles, 03-07-2013, Gaudium Press) Proteger y a luchar por la dignidad humana, que se encuentra «bajo constante ataque en un mundo cada vez más secularizado»: fue esa la invitación realizada por el Cardenal Raymond Burke, Prefecto de la Signatura Apostólica, en discurso dirigido a los miembros del Instituto Dignitatis Humanae, en la Casino Pío IV en los Jardines Vaticanos el pasado 28 de junio.
Cardenal Burke |
«No hay más que leer el periódico o encender la televisión y ver las noticias de la noche para saber que los cristianos que sostienen la verdad de la ley moral ya no son más tolerados por muchos y que la agenda laicista no cesa en sus esfuerzos por hacer sombra, por ahogar e intimidar el testimonio de los fieles cristianos», expresó el Cardenal.
El purpurado estableció la relación entre Nueva Evangelización y promoción de la Dignidad Humana y el respeto a la vida humana, y convocó a un movimiento «hacia una Nueva Evangelización de respeto a la vida humana», teniendo como «Carta Magna» la Encíclica Evangelium Vitae del Beato Juan Pablo II.
«Sin una cuidadosa articulación de la dignidad inviolable de la vida humana inocente, la única medida en la sociedad del bien de una vida humana individual es lo que la persona posee o produce», explicó el Cardenal Burke, agregando que ese es el camino del relativismo moral. El purpurado también recordó las palabras del Cardenal Ratzinger, que hablaba de una tiranía «basada en la supremacía de los fuertes y el abandono de los más débiles y vulnerables».
«No nos dejemos engañar», afirmó el Cardenal. «No hay mayor problema que enfrente la dignidad humana hoy que el ataque implacable contra la vida humana, la integridad del cuerpo humano.»
Entre los temas que atacan la dignidad del ser humano, el Cardenal Burke mencionó la promoción a gran escala del aborto, los intentos de redefinición del matrimonio operados en diversos lugares, la promoción explícita y velada de la contracepción, entre otros.
«No podemos permitir que esta cultura de la muerte se acreciente y apague nuestra forma de vida cristiana». «El objetivo es silenciar el testimonio cristiano, pero nosotros no podemos sucumbir a tales tácticas», expresó. «Urjo a todos los que están aquí esta noche a permanecer firmes en su testimonio, sabiendo cuál es en realidad la labor del Señor y que Él nunca falla a la hora de asistirnos», dijo.
El Cardenal invitó también a luchar por «las fuertes, auxiliantes y tradicionales familias, con una madre y un padre que aman a sus hijos incondicionalmente», así como a combatir por la figura de mujeres y madres que promueven las virtudes de «pureza, castidad y modestia y respeto por la integridad del matrimonio y la familia».
Esta lucha por la dignidad humana, debe tener un reflejo social según el purpurado, quien convocó a apoyar a los líderes políticos que promueven leyes favoreciendo la inviolable dignidad de la vida humana, e invitó a los ciudadanos a ser conscientes de aquellas leyes que atacan la dignidad humana.
El Cardenal calificó como signos de esperanza las millones de personas que en Francia protestaron contra la redefinición del matrimonio, marchas similares ocurridas en Irlanda y Brasil, y la campaña «Parar los Gosnells» en los EE.UU. que busca prevenir crímenes como los cometidos por Kermit Gosnell, médico que asesinó a tres niños que había sobrevivido a abortos tardíos.
El Cardenal también se refirió al Instituto Dignitatis Humanae como «la más importante organización que promueve la dignidad humana en el mundo entero».
Con información del National Catholic Register
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