Ciudad del Vaticano (Miércoles, 03-07-2013, Gaudium Press) El Cardenal Manuel Monteiro de Castro y Mons. Beniamino Stella concelebraron con el Papa Francisco, ayer de mañana, en la Capilla de la Casa Santa Marta, en el Vaticano. Participó también de la Santa Misa un grupo de sacerdotes y colaboradores del Tribunal de la Penitenciaria Apostólica y de la Pontificia Academia Eclesiástica.
La Liturgia del día recuerda el episodio bíblico en que Lot fue invitado por el ángel a dejar la ciudad. Al hacer su homilía el papa comentó la lentitud de Lot, en abandonar la ciudad que sería destruida.
El Papa dijo que el «cristiano es llamado a ser corajudo en su debilidad», reconocer su fragilidad y huir de las ocasiones de pecado, sin mirar para atrás: «Santa Teresita del Niño Jesús nos enseñaba que, algunas veces, delante de ciertas tentaciones, la única solución es no tener vergüenza de huir del mal, reconociendo que somos débiles. Huir para continuar en el camino de Jesús».
Y este fue también el consejo que el propio ángel del Señor dio a Lot: «huir de la ciudad, sin mirar para atrás; mirar adelante». Aquí, encontramos un consejo para vencer la añoranza de la situación de pecado, que el pueblo de Israel sentía cuando era esclavo en Egipto. Él quería volver a la vida de antes. Pero, el ángel da la sugerencia sapiencial de «no mirar para atrás, sino ir adelante».
El Papa habló también sobre el miedo: «¡Tener miedo! Esta también es una tentación del demonio: tener miedo de proseguir en el camino que el Señor nos indica. No debemos permanecer en la esclavitud de Egipto, sino ir adelante, sin preguntar adónde el Señor nos va llevar. Entonces, proseguir, sin temor».
El Santo Padre también habló de la confianza en la gracia del Espíritu Santo, y encerró su breve meditación con la sugerencia de una oración para dirigirse al Señor y pedirle ayuda:
«¡Señor, tengo miedo! Y, mirando hacia el Señor, los discípulos dijeron: ‘sálvanos, Señor, estamos pereciendo’. Y quedaron maravillados con el nuevo encuentro con Jesús. ¡Por tanto, no seamos cristianos ingenuos, ni cristianos insípidos! Seamos cristianos valerosos, corajudos, a pesar de nuestra fragilidad». (JSG)
Con informaciones de la Radio Vaticana.
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