Redacción (Miércoles, 03-07-2013, Gaudium Press) Dando una mirada a las tradiciones y escritos monacales del pasado descubrimos tesoros de valor incalculable, que nos pueden ayudar para, en medio de nuestros días agitados, dar norte a nuestra vida y encontrar un poco de calma en medio de la tempestad.
Uno de estos textos lo trascribimos a seguir y esperamos que sea de provecho no solo para aquellos que llevan una vida religiosa sino para todos los lectores:
Explican los medievales que en la escala musical ocho son las notas; entretanto podemos interrogarnos ¿cuáles serán las más importantes para la vida religiosa?
Sin duda la respuesta es: Sol, La y Si sostenido.
La primera de ellas mantiene el semitono de las horas litúrgicas.
La segunda, el La, es la que nos provee los tonos para los cantos.
Pero la tercera, y las más importante, el Si sostenido, es la nota tónica que nos sostiene el alma en tensión y la hace mirar al cielo para discernir la voluntad de Dios y oír las ordenes del superior y responderlas con un sí sostenido.
Las tres, entretanto, son difíciles de mantener.
El coro fácilmente baja y sube la afinación -más fácilmente bajar que subir pues todo ascenso exige esfuerzo- si no hay un aviso permanente que le sitúe en su afinación. De la misma manera el religioso y todo católico en la vida espiritual tiene que esforzarse para mantener constantemente el Sí sostenido, siempre listo para responder a la voz de Dios, expresada constantemente en las adversidades del día a día y en la voz de los superiores.
Imitemos a los monjes medievales y afinemos en Si o mejor en Sí para la voluntad de Dios y tomemos cuidado, para que en adelante no desafinemos, por lo menos en el Sí sostenido, que el resto nos será dado por añadidura.
Por Alcides Gutiérrez
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