Roma (Miércoles, 10-07-2013, Gaudium Press) El fraile franciscano Ibrahim Alsabagh habla desde el corazón cuando se refiere a la vida y muerte del Padre François Murad, quien amigo suyo. El Padre Murad fue asesinado el 23 de junio pasado en Gassanieh, al norte de Siria en un monasterio franciscano, por islamistas radicales. El Padre Alsabagh habló con Catholic News Agency después de la misa en memoria del P. Murad celebrada el pasado 4 de julio en Roma, y que fue presidida por Mons. Matteo Zuppi, obispo auxiliar de Roma.
«Mi primera reacción [ante la muerte del P. Murad] fue de amargura, porque yo lo había conocido personalmente, y sé cuánto bien hizo», dijo el Padre Alsabagh. «También porque me hizo darme cuenta de lo cerca que está el martirio», expresó el fraile de origen sirio.
El P. Murad «era amable y dócil; él era un franciscano que siempre aspiró a iniciar un camino monástico», dijo. «Él siempre ayudaba en nuestra misión, y siempre lo consideramos como uno de nuestros hermanos». El P. Murad quiso fundar un monasterio bajo la espiritualidad de San Simón el Estilita, pero la violencia lo obligó a refugiarse en el monasterio Franciscano en Gassanieh, donde fue asesinado por disparos.
La cercanía de la sensación del martirio que manifiesta el Padre Alsabagh se torna patente cuando se sabe que al día siguiente de la misa por el P. Murad, él mismo fue enviado a Damasco «a ayudar y apoyar a sus hermanos en la misión». El Padre Alsabagh estaba desarrollando un doctorado en Roma, y tendrá un receso de 2 meses para ejercer su misión en Siria.
«Voy a volver allí para estar con mis hermanos y vivir el testimonio», dijo. «Probablemente hay muchos peligros, no hay seguridad en la capital, en las calles, ni siquiera en el monasterio». Él va a uno de los 3 conventos franciscanos que se encuentra en la capital siria.
«Uno puede ser asesinado en cualquier momento, pero muchas personas esperan nuestra fuerza, nuestro coraje, nuestra oración y nuestras homilías», afirmó el P. Alsabagh justificando el riesgo al que se exponen los frailes. «Ellos esperan palabras de fe, así como los sacramentos».
«Cuando hay una cruz» -con lo que el fraile franciscano ejemplifica el sufrimiento- «hay algo que te mueve y empuja más, hay una fuerza que brota mucho de dentro hacia afuera». «Cuando uno vive en la prosperidad, hay un gran peligro, y la indiferencia viene a ser el resultado. En lugar de esto, un poco de sufrimiento, un poco de la cruz en el hombro, nos ayuda a abrir los ojos un poco a la importancia de la vocación cristiana y de su belleza».
El Padre Alsabagh va a cargar la cruz en Siria. Cumple rezar por él, y ya agradecer a Dios por su testimonio y el de sus hermanos en religión.
Gaudium Press / S. C.
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