Guadalajara, México (Viernes, 12-07-2013, Gaudium Press) Mons. Juan Sandoval Iñiguez, fue Rector por más de 35 años en el Seminario Teológico conocido como «Ciudad de las Rosas», en México. Él hizo un trabajo con más de mil seminaristas y despertó muchas vocaciones.
A los 80 años de edad, veinticinco de ellos como Obispo, el Cardenal Sandoval Iñiguez, de México, tiene muy claro lo que se necesita para una primavera de vocaciones sacerdotales.
Como Rector del Seminario de Guadalajara, vivió la gracia de que se tornara el lugar con más vocaciones del mundo:
«Cuando asumí, en 1971, había cerca de seiscientos jóvenes en formación para el sacerdocio. Comenzamos a desarrollar nuestro trabajo y, en seguida, 17 años después, eran 1.200. Varios factores influyeron en la llegada de esas vocaciones. Uno de ellos fue esencial. Todas las parroquias dedicaban, los jueves, un tiempo para rezar por las vocaciones, cuando la Misa terminaba. Nosotros llamábamos este momento de ‘hora santa’, y exponíamos el Santísimo Sacramento para orar por las vocaciones sacerdotales y religiosas».
«La vida cristiana es antigua en nuestra región, porque en los tiempos coloniales era muy trabajada. La Diócesis de Guadalajara fue fundada en 1548 y siempre tuvo buenos pastores, buenos misioneros, sacerdotes y muchos santos religiosos. Tanto que hay familias cristianas que se sienten honradas en ofrecer un hijo a Dios».
Para explicar la importancia de la vocación sacerdotal, Mons. Iñiguez concluyó: «Otra razón que siempre nos fortaleció fue el hecho de tener mártires de la persecución religiosa en nuestro seminario. Que ejemplificó para los nuevos seminaristas, dos de ellos bienaventurados, un camino de Fe y sacrificio religioso común a la vida sacerdotal. La Vocación es un milagro de la Fe. Un niño, a los 15 o 18 años, que decidió dedicarse a Dios y alejarse de muchas cosas que se pueden realizar en el mundo muestra que creer en Jesucristo es dar la vida por el Evangelio». (RMDC)
Con informaciones de Portaluz.org
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