Ciudad del Vaticano (Jueves, 18-07-2013, Gaudium Press) De un modo preciso, no está muy claro cuándo fue que nacieron exactamente las Jornadas Mundiales de la Juventud. Pero no existe dudas: el creador y gran incentivador de ellas fue el Papa Juan Pablo II.
El Papa que vino de Polonia estaba convencido de que los jóvenes no necesitan solamente de consejos. Ellos precisan también de alguien que los acompañe y los enseñe a dar lo mejor de ellos mismos.
Y el Papa sabía por qué colocaba su atención en la juventud:»Como les dije desde el primer día de mi pontificado, sois la esperanza del Papa, sois la esperanza de la Iglesia».
Se puede decir que la pre-historia de la JMJ está en una Misa celebrada en 1984, cuando el Papa encerró el Jubileo de la Redención con un encuentro con jóvenes y les entregó como recuerdo una cruz de madera:
«Mis queridos jóvenes, en el cierre del Año Santo les entrego el símbolo de este Año Jubilar: ¡La cruz de Cristo! Llévenla por el mundo como una señal del amor de Cristo para con la humanidad, y anunciad a todos que solo en Cristo muerto y resucitado podremos encontrar salvación y redención». Fueron las palabras entonces proferidas por el Papa Juan Pablo II.
Un año después, en la celebración del Año Internacional de la Juventud, nuevamente centenas de millares de jóvenes se reunieron con el Santo Padre.
El 20 de diciembre de 1985, Juan Pablo II convocó oficialmente la primera Jornada Mundial de la Juventud que sería en Roma en 1986. La segunda JMJ fue en 1987, en Buenos Aires, capital de Argentina.
A partir de ahí, las JMJ marcaron el Pontificado de Juan Pablo II. A cada dos o tres años, centenas de millares de jóvenes se reunieron en ciudades como Santiago de Compostela, Czestochowa, Denver, Manila, París y Toronto.
Benedicto XVI asumió las Jornadas y la respuesta de los jóvenes a la invitación del Papa fue muy semejante. Nuevamente centenas de millares de ellos fueron a Colonia, Alemania, en 2005; a Sídney en Australia, en 2008 y a Madrid, en 2011 para estar próximos del Pontífice.
En Colonia, en 2005, Benedicto XVI dijo a los jóvenes: «Sé que, como jóvenes aspiráis a cosas grandes, que queréis comprometeros por un mundo mejor. Demuestren eso a los hombres, demuestren al mundo».
Ahora, en Río de Janeiro, habrá una nueva generación de jóvenes peregrinos. Habrá un nuevo Papa. Y, por el entusiasmo que los jóvenes han demostrado con el Papa Francisco, en Roma, todo lleva a creer que el éxito de los encuentros del Soberano Pontífice con la Juventud en las JMJ tienen su continuidad histórica garantizada: el nuevo Papa y la nueva generación de peregrinos llegarán a nuevas marcas de éxito también en Brasil. (JSG)
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