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La vida contemplativa de Santo Tomás

Redacción (Lunes, 22-07-2013, Gaudium Press) Al tratar sobre la vida contemplativa de Santo Tomás, Maritain afirmó que «si su santidad fue la santidad de la inteligencia, es porque en él la vida de inteligencia era enteramente sustentada e iluminada por el fuego de la contemplación infusa y por los dones del Espíritu Santo». 1 Ese autor francés también nos recuerda que el Angélico «rezaba continuamente, lloraba, ayunaba, deseaba. Cada uno de sus silogismos es como un coagularse de su oración y de sus lágrimas. Y la gracia de la lúcida serenidad que su palabra nos causa, provienen indudablemente del hecho de que también el menor de sus textos permanece invisiblemente impregnado de su deseo y de la fuerza pura del más ardiente amor. La obra-prima de la intelectualidad pura y rigurosa transborda de un corazón poseído de caridad». 2

1.jpgSanto Tomás tenía bien presente que la vida académica distanciada de su finalidad sobrenatural puede traer desastrosas consecuencias. En la Suma Teológica explica que el estudio es, en sí mismo, ordenado a la adquisición de la ciencia, pero cuando se desea la ciencia «sin la caridad, esta se hincha y produce disensiones». 3 De modo contrario, cuando la ciencia es acompañada por la caridad, edifica y genera la concordia. En su primer período de docencia en París, algunos de los profesores seculares levantaron la objeción de que la enseñanza universitaria sería incompatible con la vida religiosa. Santo Tomás pronto buscó refutar esa teoría, y es ciertamente por ese motivo que en la Suma Teológica se argumenta que el estudio es propio al estado religioso por tres razones: la primera de ellas, por favorecer directamente la contemplación, iluminando el entendimiento. La segunda, porque aparta los obstáculos a la contemplación, o sea, los errores que son frecuentes por parte de aquellos que desconocen las Escrituras. En tercer lugar, porque el estudio nos aleja de la concupiscencia de la carne y, además, es útil para adquirir la virtud de la obediencia. 4

Cuando el Angélico escribía, tenía como intención primordial la alabanza a Dios y el bien de las almas. Él trabajaba incansablemente a fin de que Cristo fuese cada vez más conocido y amado. Por esa razón, Innos Biffi, comentando las obras de Santo Tomás, decía que la Suma Teológica era «por encima de todo una iniciativa de amor; no una arrogante pretensión de agotar la impenetrabilidad de Dios, sino, el reconocimiento de su transcendencia, que, entretanto, es por la gracia que realmente es comunicada al hombre. Para amar se desea saber, y nada es más digno de ser amado que Dios. Y es este amor y esta pasión que sentimos circular en los infinitos y sorprendentes trechos de las partes, de las cuestiones y de los interminables artículos de la Suma Teológica de Santo Tomás, que fue uno de los más altos místicos de la cristiandad». 5

Por el Diac. Inácio de Araújo Almeida, EP
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1) Maritain, Jacques. Le docteur angélique. Fribourg: Éditions Universitaires; Paris: Saint Paul, 1983, p. 51.
2) Loc. cit.
3) Summa Theologiae, II-II, q. 188, a. 5, ad 2.
4) Summa Theologiae, II-II, q. 188, a. 5, co.
5) Biffi, Inos. Cattedrali della teologia, Le pietre e le idee. L’Osservatore Romano, 1 maio 2010.

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