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Salta (Jueves, 01-08-2013, Gaudium Press) El período de preparación espiritual para las «fiestas del Milagro» en Salta, Argentina, comenzó con la ceremonia de entronización del Señor y la Virgen del Milagro en la Catedral Basílica de la ciudad. El acto, presidido por el Arzobispo de Santa, Mons. Mario Antonio Cargnello, tuvo lugar el pasado 27 de julio. Desde esta fecha y hasta el 15 de septiembre, día de la fiesta, la Arquidiócesis vive lo que se conoce como «el tiempo del Milagro».
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| Las imágenes del Señor y la Virgen del Milagro son entronizadas anualmente como preparación a la fiesta del 15 de septiembre. |
La identidad cultural local de Salta está íntimamente ligada al arribo del Señor y la Virgen del Milagro, en 1592. Para entonces se estableció el primer poblado permanente bajo el nombre de San Felipe de Lerma del Valle de Salta. Según informa la agencia AICA, miles de fieles renuevan un Pacto de Fidelidad a Dios y más de 500 instituciones locales hacen presencia ante las imágenes sagradas en la Catedral. El «tiempo del Milagro» es vivido como una renovación de la fe.
«Hemos comenzado estas fiestas nuestras, esta Pascua que se escribe en el corazón de nuestra Salta, envueltos en el clima del Año de la Fe», predicó en su homilía Mons. Cargnello. El Arzobispo profundizó en la historia del pacto de Abraham con Dios y la forma como el cristiano vive la vida entregado a la voluntad del Padre. «Dios, que cree en mí, se da como garantía de fiabilidad, y si yo confío en Él también soy fiable para Dios y para los demás; porque el hombre que cree es capaz de hacerse cargo de los vínculos más profundos».
El prelado invitó a los Salteños a renovar la relación de confianza con Jesucristo. «Cuando celebramos la Fiesta del Milagro somos un pueblo que viene a recordar, a hacer memoria de este Dios fiel, digno de fe, que me hace a mí un buen cristiano para Él y para los demás», afirmó. El Arzobispo exhortó a aprovechar el tiempo del Milagro como una ocasión de conversión y un tiempo de gracia. «Este es un viaje de la amistad, un camino de amistad de Dios que viene hacia nosotros y de nosotros hacia Dios, que nos hace el pueblo de la confianza, el pueblo de la fe, la Iglesia».
Mons. Cargnello concluyó su homilía recordando la necesidad de la vida de oración durante los cuarenta días de preparación, disposición en la que se nutre la relación de amistad con Dios. La vivencia de la fe, expresó, debe motivar una transformación personal y social que llega a influir sobre la nación y la sociedad. El compromiso de fidelidad característico de la celebración debe llevar a los devotos a «hacernos fiables para Dios como creyentes y fiables para los hermanos las ponemos en el curso de nuestra fiesta del Milagro».
Con información de AICA.
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