Buenos Aires (Martes, 06-08-2013, Gaudium Press) Mons Antonio Marino, Obispo de Mar del Plata, Argentina, dedicó su predicación en la fiesta de San Juan María Vianney, Santo Cura de Ars, a reconocer la importancia de la labor pastoral de los sacerdotes en las parroquias confiadas a su autoridad. «Como Obispo, soy consciente del trabajo apostólico que realizan, y en nombre del Señor deseo reconocerlo y alentarlo», expresó el prelado, quien destacó la gran importancia de este ministerio.
Mons Antonio Marino, Obispo de Mar del Plata, Argentina. |
El Obispo expuso a los fieles el profundo sentido de la labor de los sacerdotes, descritos como instrumentos de Cristo para llevar el amor de Dios y el consuelo del Espíritu Santo a los hombres. «Un buen pastor, un pastor según el corazón de Dios, es el tesoro más grande que el buen Dios puede conceder a una parroquia, y uno de los dones más preciosos de la misericordia divina», declaró Mons. Marino, recordando las enseñanzas y ejemplo del Santo Cura de Ars.
Esta misión y gracia de Dios exigen un notable compromiso por parte de quienes han sido llamados a vivirlas, explicó el prelado, citando las palabras del santo sacerdote francés: «El Señor que nos ha elegido nos pide estar a la altura de tan grande don, volviéndonos nosotros don para Cristo y su Iglesia». Sobre San Juan María Vianney, Monseñor Marino comentó su intensa celo pastoral y entrega total en favor de su feligresía, ejemplificada en dos célebres frases recordadas en la homilía: «Dios mío, concédeme la conversión de mi parroquia; acepto sufrir todo lo que quieras durante toda mi vida».
Dirigiéndose a los sacerdotes de la Diócesis, el Obispo animó el seguimiento de este admirable ejemplo: «Aunque aún estemos lejos de esta cima, debemos pedir que toda nuestra vida esté centrada en el deseo de llevar a los demás al encuentro con el amor de Cristo», concluyó. «Rezo mucho por todos ustedes y los abrazo con sincera estima».
Con información de AICA.
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