El extraordinario logro del Banco de Alimentos de la Arquidiócesis de Bogotá, Colombia

Bogotá (Jueves, 15-08-2013, Gaudium Press) El Padre Daniel Saldarriaga, Director Ejecutivo del Banco de Alimentos de Bogotá, Colombia, anunció el pasado 14 de agosto que esta iniciativa de la Arquidiócesis superó las 100 mil toneladas de ayudas entregadas a personas necesitadas en sus primeros 12 años de labores. El sacerdote expresó su «alegría de ver que lo que estamos haciendo responde a la voluntad de Dios» y definió el trabajo liderado por la Iglesia Católica como «una tarea que es extraordinaria para socorrer a tantos que pasan hambre».

P. Daniel Saldarriaga, Director Ejecutivo del Banco de Alimentos de Bogotá.

«Cien mil toneladas son cien millones de kilos», explicó el sacerdote. «Si las juntáramos, son 4 mil tractomulas de comida y son cuatro mil kilómetros de canastillas de comida puestas una tras otra». Sin embargo, aclaró que esto es tan sólo un pequeño porcentaje de los alimentos que infortunadamente se pierden en la cadena de producción o en los hogares sin haber sido aprovechados para el consumo humano. «Necesitamos que haya agricultores y haya personas del sector de la industria y políticas públicas para apoyar de una manera ordenada y responsable a la gente que necesita», comentó.

El Banco de Alimentos se ha convertido en un valioso ejemplo de esta ayuda ordenada y responsable al conseguir realizar un trabajo conjunto con más de 350 empresas y organizar redes de trabajo que le permiten apoyar las labores de 766 organizaciones que benefician a más de 112 mil personas y más de 40 mil familias.

«Cerca del 75 % de los que se han favorecido son niños.», expresó complacido el P. Saldarriaga. «Niños a los que les hemos ayudado para que no tengan que ser mendigos, niños a los que les hemos garantizado que, adicional a un poco de afecto y un poco de alimento, los hemos mantenido escolarizados. Niños con los que intervenimos sin desconocer que tienen una familia y esa familia es un lugar al que estamos mirando con las organizaciones con las que estamos trabajando».

Un completo sistema de trabajo

El trabajo del Banco de Alimentos constituye en articular todo un sistema de manejo de los alimentos que están cerca de su fecha de vencimiento. Muchos de estos alimentos se pierden normalmente porque «es muy difícil encontrar a alguien que de manera ordenada y eficiente pueda manejar los productos cuidando la trazabilidad, cuidando que no entren en la cadena comercial», explicó el P. Saldarriaga. Además, deben tenerse en cuenta factores como la adecuada manipulación de los alimentos y las normas legales para su transporte. El Banco de Alimentos garantiza su adecuado transporte, selección, almacenamiento y entrega eficaz a las organizaciones que trabajan con las poblaciones que padecen necesidad. A esta labor se suma el acompañamiento de las organizaciones benefactoras en asesoría y formación que garantiza un mejoramiento constante de la ayuda que prestan a la población.

Instalaciones del Banco Arquidiocesano de Alimentos.

Sobre esta cooperación, el P. Saldarriaga comentó los logros obtenidos en 2012 y 2013: «Este año tenemos ya 25 universidades trabajando, son muchos quienes nos están colaborando como voluntarios (más de 1300), tanto de manera personal como con algunas organizaciones, son muchos los que se están uniendo con productos desde el campo, desde las grandes industrias, desde algunos almacenes, son muchos los que nos han ayudado con recursos económicos desde pequeñas cantidades hasta cantidades muy grandes».

«Cuando nos acercamos a los empresarios todos se fascinan y ven esto como algo muy bueno, muchos, la gran mayoría, no lo conocía», relató el Director Ejecutivo. El trabajo caritativo animado por la fe, desarrollado con excelencia técnica y criterio profesional es la carta de presentación del Banco de Alimentos arquidiocesano. «Con Ingeniería de Alimentos de la Universidad de la Salle, con Nutrición y Dietética de la Universidad Javeriana y de la Universidad Nacional hemos empoderado mucho a las organizaciones con una máxima de San Felipe Neri: Haz el bien y hazlo bien», explicó el sacerdote. «Hacer bien el bien es estar en el nivel más alto en el que podemos hacer las cosas buenas como las tenemos que hacer de verdad».

Los alimentos, puerta de entrada a una ayuda integral

La Hermana Vianney Link, Dominica Misionera del Sagrado Corazón de Jesús, fue la receptora del kilo número cien millones, entregado para la Función Integración Social y Desarrollo Comunitario en Ciudad Bolívar, uno de los sectores de mayor pobreza en Bogotá. En la rueda de prensa organizada por el Banco de Alimentos, la religiosa agradeció el apoyo recibido y que ha posibilitado llegar a miles de niños y cientos de ancianos, además de unas 200 jóvenes madres cabezas de hogar.

Un 75% de los beneficiarios de los alimentos entregados son niños.

Los niños hacen parte de varios programas de atención según su necesidad, y a un grupo de ellos se les cubre el 80% de su alimentación. Los ancianos reciben un mercado mensual y las jóvenes madres reciben quincenalmente «un mercado básico grande para la familia», comentó la Hermana. Sin embargo, no es esta la principal ayuda, sino un medio necesario para alcanzar un fin más elevado: «Tratar de ayudar a que las personas vinculadas reconozcan su propio valor y esto es el verdadero desarrollo», explicó la Hna. Vianney. «Los alimentos son el gancho (el atractivo), una situación actual a la cual tienen acceso si empiezan a caminar con sus dos piernas que Dios les ha dado». La verdadera ayuda de las religiosas se presta a través del acompañamiento, capacitación y talleres y por este motivo, la Hermana extendió a la Arquidiócesis su agradecimiento, en nombre de toda la población que se ha beneficiado durante 12 años de trabajo conjunto con el Banco de Alimentos.

A los pobres siempre los tendréis con vosotros

El Padre Daniel Saldarriaga explicó a Gaudium Press el verdadero alcance que la caridad cristiana puede tener ante el problema del hambre, de acuerdo a lo que Jesús mismo dijo en el Evangelio. «Cuando Jesús ya estaba viendo cercana su muerte, en algún acontecimiento en el que se reunió con otras personas, una mujer le enjugaba con perfume sus pies y con sus cabellos los frotaba» comentó el sacerdote. «Judas hace el reclamo de que ese perfume se habría podido vender en muy buen dinero y con eso haber dado de comer a los pobres. Y Jesús deja un consigna ahí: a los pobres siempre los van a tener con ustedes».

«Nosotros no vamos a acabar con la pobreza ni vamos a acabar con el hambre. Pero queremos hacer lo que sea para que de verdad el hambre nos duela, el hambre nos preocupe», comentó. Por este motivo, explicó que se debe optimizar el uso que la sociedad hace de la gran producción de alimentos posible por la fertilidad natural del territorio. Esta riqueza natural, que es en su opinión un gran favor de Dios, «debe movernos a pensar qué podemos hacer por los demás». El P. Saldarriaga expuso que la meta establecida para 2021 es ampliar el número de beneficiados a unas 500 mil personas.

Animados por la fe

Toda esta labor se encuentra animada también por el deseo expresado recientemente por el Arzobispo de Bogotá, Cardenal Rubén Salazar, quien pidió a los miembros de la organización que «el Banco de Alimentos sepa a Evangelio». En su mensaje por el informe de resultados de 2012, el Cardenal animó las labores confiados en que «animados por el Espíritu del Amor, habremos de hallar fortaleza, creatividad, conocimientos, colaboradores, recursos, redes y cuanto haga falta, pero sobre todo fe en Dios y confianza en los seres humanos».

Sobre esta inspiración en la fe, el P. Saldarriaga concluyó coloquialmente: «Hay una consecuencia muy feliz y es que todos los que trabajamos sentimos que Dios nos tiene en este cuento». Para el futuro, el Banco de Alimentos tiene la perspectiva de seguir trabajando sin descanso. «Ojalá entre todos hagamos lo que Dios quiere seguir haciendo, para que nuestra alegría y nuestro gozo sea sentir la complacencia de ser instrumentos de Dios».

Gaudium Press / Miguel Farías