Ciudad de México (Viernes, 16-08-2013, Gaudium Press) «Hoy, en esta solemnidad de tu Asunción a los Cielos, queremos dar gracias a Dios por los 200 años de la terminación de la construcción de nuestra Catedral Metropolitana, esta edificación que se eleva desafiante y hermosa, que es testimonio vivo de la fe de la iglesia que te ama, de tu pueblo que cumpliendo el mandato del Espíritu Santo, no cesa de cantar tus alabanzas, que sabe que al honrarte a ti, da gloria al Padre, de quien eres hija; al Hijo de quien eres madre, y al Espíritu Santo de quien eres esposa», fue lo que señaló este jueves 15 de agosto el Cardenal Norberto Rivera Carrera, Arzobispo Primado de México, durante la Homilía de la Santa Misa por la Solemnidad de la Asunción de María y el inicio del Jubileo por el Bicentenario de la culminación de los trabajos de la Catedral Metropolitana.
Cardenal Rivera Carrera durante la Santa Misa de inicio del Jubielo. / Foto: SIAME. |
Sobre la construcción del templo insigne mexicano, cuya patrona es la Virgen Asunta a los Cielos, el purpurado dijo: «Esta espléndida y majestuosa Catedral se construyó a lo largo de casi tres siglos, para dar gloria a Dios, dando honor a su Madre; así lo dispuso en 1536 mi venerable antecesor fray Juan de Zumárraga, que esta cátedra del Arzobispo de México estuviera bajo la protección de María Santísima, asunta a los Cielos; y tu pueblo se entusiasmó, y dio inicio esta labor casi imposible por las condiciones lacustres del suelo, pero como nada es imposible para quien tiene fe, lenta pero tenazmente se fue levantando este magnífico y hermoso templo, figura de la futura Jerusalén, imagen del templo vivo de Dios que es la Iglesia que peregrina en esta metrópoli de México».
Apertura de la Puerta Santa en la Catedral Metropolitana de México. / Foto: SIAME. |
Dirigiéndose a María Santísima, el Cardenal Rivera también señaló: «Estos muros y bóvedas que nos acogen solemnes, estas expresiones del espíritu humano que llamamos artes, este derroche de colores, figuras y formas, que toman el desafío de llevarnos a Dios a través de la materia, son, Madre Santísima, la expresión de la fe de tu pueblo, la manifestación de su esperanza y la expresión piadosa de su amor».
Luego, pronunciando el ‘Magníficat’ manifestó de nuevo a la Virgen: » ‘Me llamaran dichosa todas las generaciones’, profetizaste estremecida de gozo en tu himno de alegría, y esta Catedral es testimonio del culto ininterrumpido que, por casi cinco siglos, te hemos tributado. Hoy, aquí está la Iglesia para proclamar contigo el ‘Magníficat’, porque Dios ha hecho cosas grandes en ti y porque su misericordia ha llegado hasta nosotros de generación en generación».
Previo a la celebración Eucarística el Cardenal Rivera fue el encargado de abrir la Puerta Santa, por la cual pasaron miles de fieles para recibir la Indulgencia Plenaria, decretada días atrás por el propio Arzobispo Primado de México.
Con información de SIAME.
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