viernes, 22 de noviembre de 2024
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"¿Qué fue lo que me hizo dejar el seminario? El Miércoles de Ceniza"

Redacción (Martes, 20-08-2013, Gaudium Press) Anthony Baratta es un converso a la Iglesia Católica. Él fue un joven pastor evangélico, que en medio de sus estudios teológicos en un seminario bautista, decidió, en febrero de 2012, entrar a la Iglesia Católica. Actualmente está muy implicado en el trabajo en su comunidad parroquial.

Recientemente, se despertó un día con el vivo deseo de hablar a quien lo quisiera escuchar, sobre su experiencia de conversión.
Siguen a continuación algunos trechos de su relato:

1.jpg¿Cuál fue la última ‘gota’ antes de salir del seminario? El Miércoles de Ceniza. Estoy bastante seguro de que era Miércoles de Ceniza, el 22 de febrero 2012.

A mediados de mis cursos universitarios me había enamorado de mi fe en Jesús y decidí convertirme en un pastor. Hablé con la Iglesia Mars Hill Downtown de una pasantía para el verano de 2010, pero en diciembre de 2009 el libro de John Piper ‘No desperdicie su vida’ me convenció a dedicar mi vida a las misiones fronterizas. Después de un verano de trabajo misionero (redireccionado desde Asia Central a Polonia) que confirmó mi llamado, dudaba entre levantar recursos y partir rápidamente [a la misión] o ir primero al seminario. Aunque yo era un típico joven evangélico y no leal a una denominación, quedé impresionado con el programa misionero Bautista del Sur. (…) Así pues, me convertí en un Bautista del Sur.

Después de dos ‘tortas de despedida’ y muchos regalos en especie (…), llegué al Seminario Teológico Bautista del Sur a principios de enero de 2012 y comencé un curso de tres semanas -que duraba todo el día- de Hermenéutica Bíblica. Me encantó. El otoño pasado había luchado durante horas y horas con el tema de la conciliación de Historia de la Iglesia con el Protestantismo, probablemente estimulado por el regreso de mi padre a la Iglesia Católica y mis estudios más profundos de la Biblia, y en esta clase encontré comunidad, seguridad, alivio. Mi compañero de cuarto tenía razón, sabía que la tentación de ‘cruzar el Tiber’ se aliviaría una vez estuviese rodeado por la Verdad, en el seminario.

Como ustedes saben, la historia no termina ahí. Durante mi clase de Disciplinas Espirituales leía una amplia biografía de Martin Luther, con la esperanza ser consolado, pero en lugar de ello sentí repugna. Comentarios poco caritativos realizados hacia el catolicismo por los que me rodeaban, la disonancia cognitiva que tenía entre la lectura de Historia de la Iglesia, tareas y el examen de la desorganización del protestantismo, el video de Jefferson Bethke «Por qué odio la religión, pero amo a Jesús», la naturaleza poco convincente de los libros de teología sistemática evangélicos / el libro de Chris Castaldo (un católico convertido al evangelismo), y miles de otros factores me llevaron a partir.

Pero, por favor, no crean que yo pensaba que esto era inevitable. Yo negocié hasta el último momento. Envié un sermón para una competencia pocos días antes de retirarme. Estuve memorizando el Salmo 119 para convencerme de la «Sola Escritura». Realizé reuniones con profesores. Cerca del fin me encontré regularmente con escenarios como: «Tal vez pueda pasar mi vida como misionero, me retire, y luego me convierta en católico». No fue por el dinero. No se trataba de carrera. Yo amaba a Jesús y hablarle a la gente acerca de Él, y había sido llevado a creer que era incompatible con el catolicismo romano. Debido a esto, y tal vez otros temas relacionados con la identidad, no puedo expresar lo mucho que odiaba la idea de ser católico.

Sin embargo, el Miércoles de Ceniza [de 2012], fue simplemente demasiado. Hay muchos protestantes de la ‘High Church’ que practican el Miércoles de Ceniza, pero, para mí, esto fue la gota que colmó el vaso, el «cambio de paradigma» descrito por Christian Smith en «Cómo pasar de ser un buen evangélico a un católico comprometido en 95 pasos difíciles». Al igual que muchos evangélicos, yo crecí no observando el calendario de la Iglesia, aparte de la Navidad, Pascua, y tal vez el Viernes Santo. Hay, sin embargo, un renovado interés en estas antiguas tradiciones por muchas de las mismas razones que están llevando a otros a convertirse al catolicismo. (…) muchos estudiantes Bautistas del sur se presentaron a las clases con cenizas en la frente. En la capilla esa tarde un profesor, quien es reconocido por sus esfuerzos apologéticos contra el catolicismo, expuso sobre la belleza de una tradición de miles de años llamada «Miércoles de Ceniza».

Después le pregunté a un amigo del seminario por qué contemplar la propia muerte y la misericordia de Dios, cada año, podría ser una mala cosa. Él respondió rápidamente con algo sobre los fariseos y «tradiciones hechas por el hombre.»

Sacudí mi cabeza. «No puedo seguir con esto».

Con información de evangelicaltocatholic.com

 

 

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