Los prelados han interpuesto diversos recursos ante el Consejo de Estado para obligar al gobierno a echar atrás sus medidas restrictivas.
Redacción (03/11/2020 12:48, Gaudium Press) Poco después de asesinadas tres personas en el interior de la Catedral de Niza, el alcalde de la ciudad ordenó el cierre compulsivo de todas las iglesias católicas, en una medida que muchos católicos consideran un doble castigo.
Pero desde ayer, son todas las iglesias de Francia las que se encuentran cerradas a los fieles por orden del gobierno central, según las nuevas medidas de confinamiento. Contra esta decisión se han pronunciado cinco obispos y algunas asociaciones y personalidades católicas, en las columnas de Le Figaro, y también ante la justicia.
Bayona, Montauban, Martinica, Avignon, Toulon
Los Obispos son Mons. Marc Aillet (obispo de Bayona), Mons. Bernard Ginoux (obispo de Montauban), Mons. Jean-Pierre Cattenoz (obispo de Avignon), Mons. David Macaire (obispo de Martinica) y Mons. Dominique Rey (obispo de Fréjus-Toulon). Estos prelados han interpuesto diversos recursos ante el Consejo de Estado, para que esa, la más alta jurisdicción administrativa de Francia, obligue al ejecutivo a permitir el culto con público, tal como ocurrió en mayo pasado.
“Es doble pesar para los católicos, tan probados en su fe”, expresan los prelados. No sólo tienen que aguantar la persecución del extremismo islámico, sino ahora lo que algunos consideran una persecución velada del gobierno.
Cuando se rindió homenaje al decapitado profesor Samuel Paty, en toda Francia surgieron los homenajes y la defensa de la “libertad de expresión, libertad de enseñar, libertad de culto”. ¿Por qué ahora el gobierno restringe el ejercicio de esaa libertad de culto prohibiendo las misas?
Ni siquiera en época de persecución los católicos han renunciado a la misa
“Muchos católicos se niegan a desertar de sus iglesias, donde los fieles vienen a encontrar consuelo y esperanza, en estos tiempos que son muy difíciles de atravesar solos. La celebración de la Misa no es para ellos una modalidad del ejercicio de su fe, sino que constituye su fuente y su cumbre”, expresaron los prelados en Le Figaro.
Los lugares de consumo y las grandes cadenas de distribución, las únicas que permanecen abiertas, “no cumplirán las aspiraciones más profundas del corazón y no serán suficientes para disipar los miedos”, manifiestan.
Con o sin atentados, el contexto de salud pública ya representa “un momento particularmente difícil y que provoca ansiedad para muchos. Las misas son una de las raras ocasiones en las que los fieles vienen a recuperar las fuerzas y el coraje para soportarlo”. Echan los obispos una mirada a la Historia, y recuerdan “ni siquiera las persecuciones han desanimado a los cristianos de reunirse el día del Señor”.
Los obispos afirman igualmente que “desde el [inicio del] confinamiento, hemos cumplido nuestras responsabilidades y las medidas de control han sido estrictamente respetadas”. En ninguna iglesia se ha establecido un foco de contaminación, y ellos comparte “plenamente el interés por preservar la salud pública”.
La medida de cerrar los templos a los fieles tiene “un carácter desproporcionado”. Ese mismo argumento de no proporcionalidad, hizo que en mayo pasado el Consejo de Estado obligase al gobierno a autorizar la re-apertura de templos.
El actual cierre va hasta el 1 de diciembre, con posibilidad de extenderse.
Con información de Famille Chrétienne
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