Denver (Viernes, 23-08-2013, Gaudium Press) En los EE.UU. el aprecio por la tradición en la arquitectura religiosa es algo cada vez más en boga.
«La tendencia en la arquitectura de la Iglesia católica en los Estados Unidos es definitivamente, sin duda, cada vez más tradicional», afirma Denis McNamara, un historiador de la arquitectura especializado en arquitectura de la Iglesia americana en la Universidad de Santa María del Lago / Seminario de Mundelein en la Arquidiócesis de Chicago.
«Con excepción de unas pocas catedrales recientes en la Costa Oeste, la era de la contratación de famosos arquitectos estrellas modernistas ha terminado», dice McNamara. «El momentum definitivamente se ha dirigido a la búsqueda de formas para revigorizar la arquitectura tradicional, incorporando las aportaciones auténticas del movimiento litúrgico y el Concilio Vaticano II».
Parroquia de Nuestra Señora del Monte Carmelo, en Littleton, Colorado |
McNamara señala algunos de los ejemplos más notables de la nueva arquitectura tradicional católica, como la Capilla Madre de las Hermanas Dominicas de Nashville, la iglesia de Nuestra Señora de Walsingham en Houston, la iglesia de San Juan Apóstol en Leesburg, Virginia, la iglesia de San Miguel Arcángel en Leawood, Kansas, y San Pablo Apóstol en Westerville, Ohio.
Es claro que también podía haber incluido la bella parroquia de Nuestra Señora del Monte Carmelo, en Littleton, Colorado, que fue bendecida el 23 de marzo pasado por el Arzobispo de Denver, Mons. Samuel Aquila, y que fue elogiada por este prelado en su diseño tradicional. La iglesia tiene entre otras particulares bellezas tres espléndidos altares frontales de mármol de carrara. Para Mons. Aquila, el diseño tradicional de esa Iglesia va al encuentro de una honesta interpretación de la Constitución de Sagrada Liturgia del Concilio Vaticano II, que llama a poner el foco en el Santísimo Sacramento y el Altar.
«Creo que estamos viendo una restauración de lo que el Concilio Vaticano II pide», dijo el arzobispo.
«Así como la Escritura proporciona la percepción de Dios para el oído, el arte litúrgico y la arquitectura lo ofrecen a la vista», explica McNamara. «Y es precisamente por ver el edificio de la iglesia como una imagen del cielo que nos acostumbramos a las cosas celestiales. … El edificio de la iglesia tiene la intención de ser una imagen sacramental del cielo y la tierra unidos en el fin de los tiempos, cuando los efectos de la caída [original] están completamente erradicados y Dios y la humanidad estén unidos perfectamente».
Una arquitectura que ejemplifique la unión del bello cielo y los hombres salvados al final de los tiempos… Como no recordar aquí lo dicho por el Cardenal Gianfranco Ravasi, presidente del Pontificio Consejo de la Cultura, quien en junio pasado afirmó que «la falta de integración entre el arquitecto y la comunidad de fe a veces ha sido negativa».
«Toda la arquitectura desarrollada adecuadamente a través de los siglos ha utilizado esta imagen como modelo fundamental para la arquitectura de la Iglesia», explica McNamara. «Y puesto que el cielo es radiante, perfeccionado, glorificado y poblado de ángeles y santos, también lo son nuestros templos» cuando se diseñan adecuadamente.
¿Cuál es la ‘filosofía’ que mueve a inspirarse en la tradición arquitectónica multisecular de la Iglesia? Es algo simple, asegura James McCrery, arquitecto que trabaja a pocos metros de la Casa Blanca.
«La tradición no es sólo algo que de repente sucedió», dice. «Eso ha estado en las obras durante miles de años. Un químico no llegaría a los elementos con una ‘mirada fresca’ en cada ocasión, decidiendo que la tabla elemental no es de ninguna utilidad o interés en la época moderna y que su creatividad personal es algo más valioso». «Eso sería absurdo. Pero es exactamente donde hemos llegado después de un siglo y medio de la locura arquitectónica», agrega.
Con información del National Catholic Register
Deje su Comentario