Curahuara de Carangas (Martes, 27-08-2013, Gaudium Press) El sacerdote diocesano Gabriel Antequera, párroco de Curahuara de Carangas, Bolivia, publicó un libro titulado «Capilla Sixtina del Altiplano Boliviano» donde expone el valor catequético del extraordinario arte religioso contenido en el templo de la población, de más de 400 años de historia. «Es una joya que hay que revalorarla, por ello surge la motivación de escribir un libro sobre el mensaje evangélico que tiene», explicó el sacerdote a Iglesia Viva.
La Capilla ha recuperado su vitalidad pastoral y su belleza artística. |
El Padre Antequera sostiene que el templo, restaurado recientemente con la cooperación de las Embajadas de Alemania y Estados Unidos, es mejor conocido en tierras extranjeras que en Bolivia y guarda un excepcional patrimonio religioso y artístico. En el templo, «la pintura es un instrumento de catequesis y esto se refleja en el libro», explicó el sacerdote, quien destacó qus su publicación busca ser «una manera de conocer esta riqueza que tenemos en Oruro y Bolivia».
Restaurar la riqueza espiritual de una parroquia
En su primer destino como sacerdote, el P. Antequera fue designado a Curahuara de Carangas hace seis años, donde se encontró con la belleza del templo y el abandono tanto espiritual como material de su parroquia. «Las pinturas siempre han estado ahí, no se han tocado para nada, no había iluminación artificial, no había mobiliario, no había bancos, no había altares, no había libros para poder leer lecturas», recordó el sacerdote a la publicación Arte Colonial Andino. «No había nada, era una capilla más, una capillita más de pueblo. Bueno, ahí empezó el reto pues, era mi primera parroquia, es como tu primer amor algunos dicen y ya empezar a soñar, empezar a ver la manera de cómo arreglarla».
En medio de su labor pastoral, el sacerdote aprovechó una visita de diplomáticos alemanes a la zona como turistas para invitarlos a tomar parte en la restauración del templo. «Más que casualidad yo creo que es porque rezábamos y yo le pedía a Dios que alguien nos ayude porque en el Obispado era imposible». Para ese entonces el P. Antequera no tenía ningún proyecto elaborado, «pero con la ayuda de unos amigos arquitectos logramos hacer el planteamiento», recordó. Con la ayuda de Alemania, el sacerdote consiguió adelantar las labores durante la conmemoración de los 400 años de la construcción del templo, celebración que fue realizada el año siguiente, 2009, en un templo parcialmente renovado.
«Llegó el Nuncio, llegaron autoridades, embajadores, autoridades de Oruro, cantidad de gente, más de 3 mil personas logramos traer desde Oruro» recordó con emoción el sacerdote. «Ha sido una ceremonia bellísima, bellísima. La gente, creo que ha sido ese el primer impacto para la gente en Curahuara. Mira, ver tantos años que la iglesia estaba abandonada…». El Nuncio presidió la Eucaristía y el hecho quedó para siempre en la memoria de la población.
Durante el día de la celebración, el Padre Antequera obtuvo de la Embajada de Estados Unidos los recursos para la restauración de los murales y el cambio de techo, y al año siguiente consiguió instalar la iluminación interna. Entre 2010 y 2011 se culminó la restauración del retablo y pintura mural y en 2012 se cambió el techo de paja y se restauraron cinco capillas más.
La renovación del templo significó también un cambio en la identidad de la población, antes relacionada sobre todo a eventos políticos ocurridos a mediados del siglo XX y ahora reconocido por la belleza de su patrimonio religioso. Según el sacerdote, la capilla es mucho más que un lugar turístico, sino que ha ayudado a que los pobladores recuperen la fe y el cariño por la parroquia. La puerta del templo permanece abierta durante todo el día y las actividades de los grupos parroquiales han renacido.
«Yo me siento orgulloso del trabajo que se ha hecho», comentó el P. Antequera. «Nos organizamos con las comunidades para ir a celebrar y tener las reuniones, esto ha generado una unión y revalorización de la gente por sus capillas». El patrimonio religioso, ahora estudiado y destacado por varias instituciones, se convirtió una vez más en una herramienta de evangelización. «Es grandioso el patrimonio que tenemos los orureños y bolivianos en Curahuara de Carangas y gracias a Dios cada día la gente lo conoce un poco más», concluyó el sacerdote.
Con información de Iglesia Viva, Arte Colonial Andino y Opinión.
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