Oriente Medio (Miércoles, 28-08-2013, Gaudium Press) Varios Obispos de Siria y Oriente Medio han expresado su preocupación por la posibilidad de una intervención militar en el país en lugar de un proceso de búsqueda de alternativas pacíficas para el fin de la guerra. La solución, en palabras de Mons. Antoine Audo, Obispo de Alepo, una de las ciudades más afectadas por la violencia, sería «un auténtico diálogo entre las diferentes partes del conflicto, para encontrar una solución, pueda ser un primer paso para no utilizar las armas y actuar de manera que la gente pueda viajar, comunicarse, dialogar», explicó a Radio Vaticano. «Eso es lo que esperamos: una fuerza internacional que ayude a dialogar y no a hacer la guerra».
Las perspectivas negativas de una salida no concertada
Mons. Antoine Audo, Obispo de Alepo,Siria. |
Su opinión es compartida por el Patriarca siro-católico Youssef III Younan, quien expuso las consecuencias de poner fin a la confrontación por la vía de las armas. «En lugar de ayudar a las distintas partes en el conflicto para encontrar caminos de reconciliación e iniciar el diálogo para reformas basadas en un sistema pluralista de gobierno, estos poderes hasta ahora han armado a los rebeldes, incitado a la violencia e incluso envenenado más las relaciones entre sunitas y chiítas» denunció el Patriarca. «Occidente cree que con los sunitas en el Gobierno, la democracia reemplazará la dictadura, pero esto es una gran ilusión: cambiar el régimen por la fuerza, sin dar seguridad a los partidos de inspiración laica, desencadenará un conflicto peor que en Irak».
«La oposición a Assad está dividida, los diversos grupos luchan entre sí, hay una proliferación de milicias yihadistas… ¿Qué va a pasar con ese país después?», reflexionó por su parte el Patriarca de Babilonia de los Caldeos Louis Raphael I Sako desde Irak, en declaraciones a la agencia Fides. «10 años después de la intervención llamada ‘coalición de los voluntarios’ que derrocó a Saddam (Hussein), nuestro país sigue siendo golpeado por las bombas, los problemas de seguridad, la inestabilidad de la crisis económica».
En contra de las expectativas de dar un final rápido al conflicto, el riesgo es que la situación empeore aún más debido a la imposición armada. «Todos hablan de democracia y libertad, pero para llegar a esos objetivos hay que pasar por procesos históricos y no se puede pensar en imponerlos de forma mecánica o mucho menos con la fuerza», advirtió el Patriarca. «Son más de dos años que están diciendo que el régimen caerá», afirmó el Patriarca Youssef III Younan sobre la confiabilidad de las expectativas de Occidente: «esta es la mentira más grande que se dijo a las respectivas opiniones públicas o el peor error de cálculo que se ha hecho en la última década. El régimen sigue ahí, el país está destruido y más de 100 mil personas murieron».
Los cristianos siguen siendo lo más afectados
Patriarca siro-católico Youssef III Younan. |
Según el P. Antranig Ayvazian, sacerdote armenio católico de Alta Mesopotamia que participó en el Meeting de Rimini, Italia, los intereses internacionales han sido el fomento de la violencia en el país, un lugar donde la civilidad era ejemplo para otros países. «Éramos libres. Aquí la laicidad estaba desde el principio: mezquitas e iglesias convivían en la ciudad. A los católicos se les enseña el catecismo financiándolo el Estado», expuso el sacerdote. «Judíos y musulmanes vienen a nuestras escuelas católicas, participan en los scouts, en la banda, vienen a los oratorios. Nadie en Siria te pregunta de qué religión eres. Hace poco me ha escrito una amiga musulmana alawita que quiere convertirse al cristianismo y casarse por la iglesia con un chico católico. Esto en Siria era posible. Hoy cada vez es más difícil».
En la Siria de hoy, tras dos años y medio de guerra y al borde de una intervención internacional, los cristianos han llevado la peor parte ante el crecimiento de los movimientos armados radicales. «Toda la población sufre, pero los cristianos en particular. Son víctimas del odio de una comunidad que cree defender la causa de Dios, incluso por la fuerza», denunció el Patriarca Youssef III Younan. «Hace dos meses, otro de nuestros sacerdotes, François Mourad, fue asesinado en el convento de Ghassanieh, en el noroeste de Siria, en la frontera con Turquía, por los terroristas de Jabhat Al-Nusrah. Otra masacre de unos veinte cristianos tuvo lugar hace diez días al oeste de Homs».
Intervención y riesgos para la paz mundial
Ante los llamados internacionales a una intervención armada motivada por el posible uso de armas químicas por parte del gobierno, el Observador Permanente de la Santa Sede ante las Naciones Unidas, Mons. Silvano Tomasi, pidió prudencia y permitir la comprobación de las acusaciones antes de tomar cualquier decisión al respecto. «No hay que acelerar un juicio sin tener las pruebas suficientes. La comunidad internacional, gracias a los observadores de las Naciones Unidas que ya están presentes en Siria, deberían hacer luz sobre esta nueva tragedia».
Mons. Silvano Tomasi, Observador Permanente de la Santa Sede ante las Naciones Unidas. |
Mons. Tomasi agregó que hay motivos suficientes para dudar de las informaciones. «No se puede partir de un juicio previo, diciendo que éstos o aquéllos son los responsables. Tenemos que aclarar los hechos, también porque desde el punto de vista de los intereses inmediatos, sabemos que al gobierno Damasco no le convienen estos tipos de tragedias de las que será acusado directamente». El prelado también rechazó la conveniencia de la intervención armada en el país. «La experiencia de intervenciones armadas, similares en Oriente Medio, Irak, Afganistán, han demostrado que no han aportado ningún resultado constructivo. Queda válido el principio: con la guerra se pierde todo».
Las terribles consecuencias de la violencia pueden afectar no solamente a Siria, sino desestabilizar aún más la región y causar un grave riesgo a la paz mundial. «Una acción militar de las fuerzas de la OTAN o de EE.UU. no va a resolver los problemas de Siria. Sin embargo sí que podría dar lugar a la muerte de miles de sirios y a la rotura de Siria», explicó Mairead Maguire, líder de la organización no gubernamental «Peace People» y Premio Nobel de Paz en 1976 por su trabajo en Irlanda del Norte. «Esto significaría una mayor fuga de sirios a países vecinos y la desestabilización de todo Oriente Medio, dejando la zona en las garras de la violencia fuera de control», aseguró la experta en declaraciones a la agencia Fides.
Por su parte, Mons. Antoine Audo, Obispo de Alepo, invitó a no tomar una decisión apresuradamente en un asunto que afecta muchos intereses internacionales: «Si se produjera una intervención militar, esto supondría, en mi opinión, una guerra mundial. De nuevo existe este riesgo. La cosa no es tan fácil», alertó.
Con informaciones de Aleteia, AICA, Agencia Fides y Zenit.
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