Czestochowa (Lunes, 09-09-2013, Gaudium Press) Durante la fiesta de la Natividad de la Santísima Virgen María, celebrada el pasado 08 de septiembre, la Iglesia en Polonia renovó la Consagración Nacional al Inmaculado Corazón de María, realizada hace 67 años por el Siervo de Dios Cardenal August Hlond, a quien se conmemoró especialmente durante la Eucaristía. «En el Corazón Inmaculado de María está toda nuestra esperanza», recordó el Arzobispo de Czestochowa, Mons. Waclaw Depo, quien presidió la Eucaristía.
Las principales autoridades eclesiásticas renovaron el Acto de Consagración realizado en 1946. Foto: Santuario de Jasna Gora. |
El prelado relató cómo la Consagración a la Santísima Virgen significó el comienzo de la restauración de Polonia después de la Segunda Guerra Mundial, restituyendo como primer elemento «la salud religiosa y moral de la nación». El acontecimiento «no sólo se puede leer como un registro del pasado», afirmó, recordando las palabras del Beato Juan Pablo II en 1979, e hizo un llamado a la práctica de la fe como expresión real e individual de la Consagración Nacional.
Consagración hecha vida
La respuesta de los católicos debe notarse en la vida cotidiana y dar fruto de fidelidad aun en medio de las amenazas. «Debe ser un desafío a nuestra conciencia a través de la oración del Rosario, la práctica de la Confesión y la Comunión de los primeros sábados y la valentía de ponernos a nosotros mismos y nuestras familias, todo nuestro futuro, en el Corazón Inmaculado de María», exhortó el Arzobispo.
Mons. Waclaw Depo, Arzobispo de Czestochowa. Foto: Santuario de Jasna Gora. |
Esta descripción de la Consagración como reto está relacionada con el creciente secularismo en la región, que representa un riesgo para la fidelidad del pueblo polaco. «La fe de los polacos es cada vez más retratada como una reliquia de tiempos antiguos», denunció Mons. Depo, quien comparó esta presión a la que sufrieron varias generaciones bajo la propaganda atea comunista.
El Arzobispo señaló que el camino de la nación permanecerá claro si se mantiene su mirada puesta en Dios. «Si Polonia es fiel a Cristo y a su Madre, sin duda significará más que eso», aseguró Mons. Depo, quien anunció como frutos de la fe «la moralidad y la justicia social, así como el amor y la esperanza para todos».
En la renovación de la Consagración participaron las principales autoridades eclesiásticas del país, entre quienes se encontró el Arzobispo de Przemy?l y Presidente de la Conferencia Episcopal, Mons. Józef Michalik, el Primado de Polonia y Arzobispo de Gniezno, Mons. Jozef Kowalczyk y el Nuncio Apostólico en Polonia, Mons. Celestino Migliore.
Con información de Santuario de Jasna Gora y KAI.
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