Ciudad del Vaticano (Jueves, 12-09-2013, Gaudium Press) El Papa Francisco volvió a tratar el tema de la Iglesia en el Año de la Fe. Este miércoles, delante de millares de fieles reunidos en la Plaza San Pedro, fue ese el tema de la catequesis del Pontífice durante la Audiencia General.
Foto: Gustavo Kralj / Gaudium Press |
Con su didáctica característica, el Papa preguntó a sus oyentes: ¿Qué hace una madre?
Y él mismo respondió que, en primer lugar, una madre engendra la vida y, así también, es la Iglesia que, por el sacramento del bautismo, nos engendra como hijos de Dios.
La Iglesia que nos engendra como hijos de Dios, nos engendra de la Fe. Pero, recordó el Papa, no nos tornamos cristianos con nuestras propias fuerzas, solos. Ser cristiano es un don de Dios que nos es dado en la Iglesia y a través de la Iglesia. El vínculo filial que tenemos con la Iglesia es una realidad vital: nos da la vida. Y, tener este vínculo vital con la Iglesia no es como relacionarnos a una organización civil, un partido político, una organización laica.
¿Cuántos aquí se acuerdan del día de su Bautismo? Fue la pregunta «provocativa» y estimulante que el Pontífice hizo a la multitud. Y, una vez más, él recordó que esta era una fecha importante para recordar, pues, fue el día en que la Iglesia nos engendró. Por eso mismo, el Santo Padre dio una «tarea para la casa» a los fieles allá reunidos y también, con repercusión, a los católicos de un modo general: buscar saber la fecha del Bautismo de cada uno.
Además de engendrarnos, la Iglesia, como madre que es, también nutre a sus hijos, educa a sus hijos y también los corrige.
Ella es «una buena madre (que) ayuda a los hijos a salir de sí mismos, a no permanecer cómodamente bajo las alas maternas».
Como buena madre, la Iglesia hace con nosotros lo que la buena madre hace: acompaña nuestro crecimiento, transmitiendo la Palabra de Dios y administrando los sacramentos. Nos nutre con la Eucaristía, nos ofrece el perdón de Dios, nos ampara en el momento de la enfermedad.
El Papa mostró que es importante recordar que la Iglesia forma a los cristianos, sin embargo ella también está formada por ellos: «Ella no es diferente de nosotros mismos, sino es vista como la totalidad de los fieles: yo, tú, nosotros somos parte de la Iglesia. A veces, oigo: creo en Dios, pero no en la Iglesia. La Iglesia no son los padres. Eso es una contradicción, pues decir que no creo en la Iglesia, significa que no creo en mí mismo, porque todos somos Iglesia y todos somos iguales a los ojos de Dios».
El Papa Francisco encerró su catequesis mostrando que todos tenemos el llamado, la vocación de colaborar para que otros nazcan en la Fe, anunciando la buena nueva del Evangelio, para que la luz de Cristo alcance los más extremos confines de la tierra. (JSG)
Con informaciones de la Radio Vaticana.
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