Salta (Jueves, 12-09-2013, Gaudium Press) La ya tradicional peregrinación al Señor del Milagro en Salta, Argentina, atrae a miles de peregrinos que se van sumando durante días por diferentes caminos en dirección al Santuario. Algunos de ellos cargan sobre sus hombros imágenes religiosas y los grandes grupos atraviesan los cerros desde el pasado 06 de septiembre hasta encontrarse para celebrar la fiesta del Milagro el día 14, en la Basílica Catedral. Por este motivo el Arzobispo de Salta, Mons. Mario Cargnello, manifestó en un artículo su alegría por esta manifestación de fe.
Miles de devotos atraviesan los cerros para llegar a la Fiesta del Milagro, en la Arquidiócesis de Salta, Argentina. Foto: El Tribuno. |
Testimonio de fe, amor y fortaleza
«La historia del Milagro se ve enriquecida por el don de numerosos peregrinos que vienen a visitar al Señor y a la Virgen en número creciente y desde nuevos lugares», afirmó el prelado, quien destacó la saludable influencia de esta iniciativa en la Iglesia local. «En efecto, la llegada de los peregrinos moviliza los corazones y dispone a los salteños a recibirlos dejándonos envolver en un espíritu de caridad que nos impulsa y nos compromete», comentó. «Los peregrinos traen con ellos un mensaje de fe, de amor y de fortaleza».
Mons. Cargnello comentó los diversos lugares de origen de los grupos de caminantes y describió cómo al unirse a la peregrinación viven «su pertenencia a Jesucristo y a su Iglesia con intensidad única… por ello se alegran de llegar a la Catedral, la madre de las iglesias de sus parroquias, la Casa del Señor y de la Virgen del Milagro. Son portadores de una fe que contagia», compendió. A los peregrinos se han sumado también los sacerdotes, relató el Arzobispo, de forma que ofrecen su guía espiritual en el camino, aunque destacó que lo han hecho siguiendo el gran impulso de devoción de sus feligreses.
El prelado también comentó que los peregrinos también son un ejemplo de caridad fraterna. «Su testimonio de amor une a patrones con obreros, a vecinos de un pueblo, a funcionarios y ciudadanos, a cristianos practicantes con creyentes que aún no experimentan su pertenencia a la Iglesia», comentó. Unos y otros se ayudan mutuamente y oran juntos en el trayecto. «Algunas peregrinaciones son un testimonio admirable de piedad: caminan y rezan… días y días… hombres y mujeres, jóvenes y niños», resaltó. «¡Cuánto aprendo en cada Milagro!».
«Las inclemencias que deben superar muchos de los peregrinos, el frío de las montañas, la imprevisibilidad del tiempo, lo prolongado del camino, el cansancio que se acumula, la falta de comodidad, todo ello constituye una lección de fortaleza en un clima cultural hedonista, mediocre y aburguesado como el que nos envuelve», agregó Mons Cargnello. El prelado invitó a aprender esta virtud para aplicarla en el testimonio de vida cotidiana.
Ver la fiesta del Milagro en su verdadera dimensión
Con este testimonio, el Arzobispo indicó que es posible «releer el MIlagro», de forma que se aprecie la dimensión profunda de la devoción y de la fiesta que se celebra. El prelado propuso que los fieles experimenten «su actualidad y la provocación de una fe que compromete, de una fortaleza que con paciencia va construyendo un mundo mejor, de una caridad que se abre al don de Dios y se hace solidaria con los hermanos».
Mons. Cargnello agradeció a Dios por los peregrinos y pidio a los fieles de Salta cuidar de ellos a su llegada, ya que no se trata de atletas profesionales ni deportistas, sino de personas ordinarias que oferecen ese esfuerzo a Dios. «El espíritu que los mueve es el de la fe y el del amor a Cristo», reiteró. Por este motivo pidio acogerlos «para compartir la fe común y para abrevar en su fortaleza. Cuidemos y curemos sus pies. Démosle el agua que renueva… Pero no abundemos en gestos que pudieran dispersarlos ni favorezcamos un clima que los distraiga de aquello que está en el origen de todo este regalo que Dios hace a Salta: la necesidad de encontrarse con el Señor del Milagro que los llama en los brazos de Su Madre, María del Milagro, que los acoge».
El prelado concluyó su mensaje con un saludo a los miles de devotos que caminan con dirección al Santuario: «Te doy gracias, hermano peregrino, porque sostienes mi fe y reconfortas mi esperanza».
Con información de El Tribuno de Salta.
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